Home / Impacto  / Yo emprendo, yo vendo millones

Yo emprendo, yo vendo millones

¿Qué pasa en la mente de los emprendedores cuando se enfrentan a la realización de proyecciones financieras de su negocio? Al parecer hay un elemento en común: una alegría desbordada, la cual tiene su base en una confianza última en su capacidad laboral, en su espíritu de lucha, su entrega y mil otras características que tienen los emprendedores. Cuando uno escribe y calcula sus proyecciones, al parecer, está en verdad calculando los millones que venderá en un año, en el segundo año y en el tercero para así convertirse en el siguiente Bill Gates. Y lo que pasa es muy sencillo. La planeación normalmente es lineal y utiliza un truco: la explosión primera de ventas, es decir, del día cero a las ventas del primer reporte. Y como es lineal, por lo tanto seguramente tendrá un crecimiento casi exponencial cuando realmente lo que uno vive en la realidad es un crecimiento por fases y saltos. Y aunque sea gradual también esta, la inclinación  en términos reales es realmente mucho, casi siempre, más moderada de lo que las proyecciones estiman.

Y no está mal que las proyecciones sean tan elevadas mientras uno considere perfectamente que esas proyecciones serán un techo y no un piso. Es decir, ¿qué pasa cuando nuestras proyecciones son de 1 millón de pesos en el primero año y 5 millones en el segundo? Para llegar a crecer 500%, la inversión necesaria también será muy grande y uno puede comenzar a adquirir obligaciones para poder satisfacer dichas proyecciones: un almacén más grande, más empleados, más deuda, más inventario, etc. Y es entonces cuando la salud financiera y económica de la empresa comienza a deteriorarse porque se está estresando el proyecto de tal forma que lo hace más vulnerable. Con esta situación, la pregunta que debe surgir es entones:  ¿qué pasa si las ventas no llegan?, ¿qué sucede si no alcanzamos ese techo? Y lo que sucede es lo normal cuando lo consideramos un piso y no un techo: si se desploma el piso (ventas proyectadas), el proyecto se morirá. No quedará si la base.

Se nos puede caer el techo pero siempre quedarán las bases para volver a iniciar. Sin embargo, sin piso, todo muere absolutamente. Y ese es el riesgo de las proyecciones. Soñar no es malo pero soñar y hacer depender acciones y futuros de ese sueño, es un riesgo increíble. La regla número 1 de mitigación de riesgo es conocer tus riesgos; la regla 2 es mitigar o bien su probabilidad o bien su impacto. Y podrás argumentar: yo mitigo la probabilidad del riesgo puesto que estoy invirtiendo tanto aquí y tanto allá para llegar a esas ventas soñadas. Aún así, si llega a pegar el asteroide, el proyecto se extinguirá totalmente, sin haber dejado alguna vez rastro de su existencia. Que las ventas no lleguen es millones y millones y millones de veces más probable que caiga un asteroide en la Tierra. Es más, es más probable que no lleguen las ventas a que sí lleguen. Ten cuidado con tus proyecciones.