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Una educación diferente que empodere a los jóvenes para cambiar el mundo | Ashoka

Se habla de las reformas en los sistemas educativos al estar repletos de elementos obsoletos y estáticos. Y es que una educación estática funciona para un mundo estático. Sin embargo, lo que nos ha demostrado el mundo es que es todo menos inmóvil. Es tremendamente dinámico. El mundo y las sociedades cambian diariamente en sus rutinas, en sus tradiciones y en sus comportamientos.

 

Un mundo estático estimula un quietismo mientras que el mundo en que vivimos requiere de impulso y acción debido a que los conflictos a los que nos enfrentamos son igualmente cambiantes, crecientes y complejos. Si bien las soluciones estáticas a problemas complejos pueden funcionar en un primer momento, será muy fácil que la bestia del caos se escape y volvamos al lugar donde comenzamos.

 

A comienzos del siglo 17, el filósofo Francis Bacón escribió un libro llamado Novum organum, cuya tesis principal hablaba del andamiaje que se le debía hacer a la naturaleza con leyes deterministas. Para él, la naturaleza podría entenderse e interpretarse al encerrársele en una jaula de reglas estáticas y claras. 50 años después, Newton emitió su Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (Principios matemáticas de la filosofía natural) donde se encuentra lo que hoy conocemos como la Ley de la Gravedad, y la idea de un mundo estático quedó plasmada en la psique colectiva.

 

La revolución científica culmina entonces una forma de educación que proviene desde idea del tridiumquadrivium, currícula universitaria que ha evolucionado en lo que hoy conocemos como educación superior bajo un modelo constante: profesor y estudiante. El estudiante aprende e implementa las soluciones que el profesor ha encontrado a los problemas de su tiempo.

 

El problema surge porque las soluciones que hemos como sociedad están dirigidas para problemas estáticos y relativos a un tiempo y un espacio determinado. Pocos son los cambios que integran una visión a futuro en donde se anticipe la evolución de los problemas y se prevean respuestas a ellas.

 

Sabemos que la naturaleza encuentra caminos que escapan del quietismo. Nuestra educación ha sido enfocada para resolver este tipo de problemas en donde asumimos que la naturaleza no muta, evoluciona ni cambia. ¿Y si desde un principio anticipáramos que la naturaleza no será encarcelada nunca y hacemos que juegue en nuestra ventaja este dinamismo?

 

¿Qué sucedería si anticipamos desde la educación que los problemas que enfrentarán los estudiantes una vez graduados serán precisamente los que previeron durante sus estudios?

 

La solución es el cambio, es decir, una educación que evoluciona para problemas que cambian. Quizá Heráclito no estaba tan equivocado al creer que el fundamento de todo, de absolutamente todo es el cambio. Ahora, el desafío es que nuestra solución sea capaz de cambiar.

 

Escrito por Resiliente Magazine

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