El 2020 es un momento en el que las generaciones más representativas de las últimas décadas se encontrará de forma única en el planeta. En unos 38-39 meses, la generación X, la generación Y, los millenials (por actitud) y los millenials (por edad) coincidirán con madurez suficiente para saberse de la responsabilidad que tienen con las sociedades y con el medioambiente. Cuando lleguemos al 2020, los de las generaciones del 1980, tendrán entre 30 y 40 años mientras que los millenials y demás nativos digitales tendrán entre 20 y 30 años, con lo cual será finalmente posible dejar de echar culpas y responsabilidades a las generaciones mayores (como hacemos ahora) por los destrozos sociales y ambientales que están dejando en el mundo.

La herencia que se nos ha dejado hasta ahora no tiene un gran futuro, para ser honestos. Las generaciones de lucha de los sesentas y de los setentas se han diluido en un cinismo un tanto ingenuo como al mismo tiempo perverso que trajo consigo más problemas como la primavera verde, Montsanto, el cambio climático, la inseguridad social, la corrupción y el clientelismo. Por supuesto que no es todo ello es culpa de las generaciones pasadas pero sí son un fuerte componente de la triste no-solución que han generado. Se puede atribuir a ellos una culpa fuerte porque ha estado en sus manos la posibilidad de cambio y de impacto social pero no han logrado consolidar ese esfuerzo en un viraje suficiente para contrarrestar todos los daños que les heredaron sus padres y abuelos. Esfuerzos como lo son las ONGs son un gran logro de esta generación sin embargo, el cambio climático es por mucho su peor legado. 

Ahora, en unos pocos meses, será legítimo decir que lo que le sucede al mundo no es enteramente la culpa de otros sino de nosotros mismos. Tendremos para ese entonces la madurez económica, social y cultural para sabernos responsables de que si no somos la solución, entonces somos el problema. No será posible echarle la culpa a nuestros padres por el mundo que nos están dejando puesto que habremos tenido suficiente tiempo para mejorarlo de una u otra manera. El dato de la la población de 1 a 40 años para el año 2020 será enorme y aunque todavía en ese entonces se quiera atribuir culpa a los ricos, a los viejos, a la clase política, a las empresas y a mil otras figuras, la trágica realidad será que mucha (la mayoría) de la gente dentro de esas figuras, será de este grupo de edad nuestro. Si Tinder nos enseña una cosa es que muchas veces basta una imagen para tomar decisiones que pueden ser o no importantes en nuestras vidas. Ahora criticamos la frivolidad de la sociedad en que vivimos pero si permanece en nuestra realidad Tinder para el 2020, significará, sin dramatismos, que no es la app la que nos hace ser más frívolos sino que la app un resultante de nuestra forma de pensar. Y ese mindset será totalmente nuestra culpa o quizás nuestro orgullo, eso nunca se sabe.