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Mientras no me afecte a mí…

Matan a periodistas en México, destruyen manglares y el dollar sube como la espuma de chocolate. Y todo ello, nos afecta enormemente, ¡cómo no! Y digo que nos afecta no solo para contradecir lo que se dice en algún porgrama de televisión en que se defiende la posición de un gobierno incapaz y corrupto y se intenta seguir engañando a la población.

Que si fue Semartar, Fonatur o lo que haya sido, el punto es que el Tajamar fue destruido. Que si fue en Veracruz o en Puebla, que si fue tema político o del narcotráfico, la vida de una reportera nunca se recuperará. Y también lo es para sus hijos, huérfanos ahora y con toda una vida diferente por delante. ¿Peor? No lo dudo ni un segundo. Y todo esto sí nos afecta a todo. Nos afecta mucho porque la vida es diferente para las personas afectadas y será diferente para todos. Sobre todo porque todo esto se multiplica cada vez más. Cada vez sucede más seguido y cada vez se repiten todos estos problemas.

No nos afecta si viviéramos en otro planeta o en otro mundo. Pero no. Vivimos en México y lo que vemos en las noticias y en las redes sociales son eventos que cada vez son más comunes y cada vez nos van a afectar más directamente. ¿Destruiremos nuestro planeta, nuevas comunidad y nuestro entorno, social y ambiental, y seguiremos creyendo que nos afecta todo esto? Quizá sí. Quizá seguiremos creyendo otros cuentos de hadas. Pero debemos estar muy preocupados, muy pero muy temerosos, de que lo que está sucediendo pensemos que queda lejos de nuestras vidas.