Ahora con todo el movimiento en debate del aborto, es común olvidar una de las cualidades más importantes de la mujer, que es el dar vida. Hay mujeres que no quieren ser madres pero muchas veces no pensamos en aquellas que ya lo son y que están a su suerte.
La mujer debe luchar no sólo por condiciones de dignidad en la industria sino también por las condiciones de dignidad en el hogar, donde vive aislada, con muchas veces la enorme e intensa responsabilidad de criar seres humanos. Durante el debate del aborto, se defiende a la mujer pero también se hace desde una perspectiva igualmente masculina que nubla no sólo algunos de los aspectos profundos de la personalidad femenina, sino su única capacidad de dar vida que para muchas es solamente una posibilidad, para otras es una responsabilidad y para muchas más puede llegar a ser hasta un compromiso social.
Vivimos la desintegración dentro y fuera de casa. Ignoramos el importante papel de educar a nuestros niños, aquellos que en el futuro serán nuestros políticos, nuestros empresarios o en su caso, nuestros malhechores. Existen políticas e inversiones que impulsan la tecnología y la ciencia más allá de los límites (incluso éticos) pero dejamos de lado la base que es la humanidad, la cual necesita el apoyo de toda una comunidad a través de lazos y seguridad social que puedan quitarle algo de peso a la madre. Con ello, muchas mujeres que deseen ser madres, pueden finalmente dedicarse de educar y no sólo de sobrevivir.
Reflexión tomada de la serie “El comienzo de la vida”, capítulo 5.
Escrito por Maritza Salcido
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