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La relatividad del descanso del domingo

«Llego a casa, me quito los zapatos y pongo  una película» me dijo el señor que vende jugos frescos enfrente de mi casa. Es un señor, que junto con su hija, venden jugo fresco de naranja cada mañana de 7am a 3pm. No importa si hay lluvia o niebla, si jugó la selección, si hubo cambio de gobierno o bien si tembló la noche pasada, el señor y su hija son una de las muchas estables piedras que existen en la Colonia Roma. El señor, además, es plomero y electricista, así que aprovecha sus tardes para poder completar la semana. Su hija lo acompaña cada mañana y su esposa tienen un puesto callejero a tres calles en donde venden quesadillas, sopes y tlacoyos. En otras palabras, es una familia emprendedora que tienes tres conceptos muy pero muy claros: constancia, mercado y trabajo duro.

Los precios de este puesto de jugos de naranja cambian con el pasar del año, dependiendo del costo por tonelada de la naranja. No es un precio fijo que compensa las subidas y bajadas de precio de la temporada de naranja sino que se adapta conforme la disponibilidad de ésta. La calidad de la naranja está garantizada por la experiencia del señor y por el cuidado que tiene a sus clientes. Aún en temporadas difíciles donde la naranja es muy ácida, uno puede estar seguro que aquí, dentro de la naranja en México más ácida, será la menos. Sin embargo el conocimiento de mercado y marketing de este puesto no vienen de la búsqueda de producto de calidad o la atención a sus clientes sino de una flexibilidad y elasticidad de precios que controla. En la temporada en que la naranja es la más dulce, el precio es más bajo y viceversa, lo cual podría parecer contrario al sentido común que dice que cuando la calidad no es muy buena, hay que bajar precios para atraer al consumidor. En este caso es lo contrario y cualquier persona se podría preguntar cómo ha logrado este señor poder establecer una política de elasticidad de precios. La respuesta es muy sencilla: constancia. Es una estrategia que mes a mes la hace y año con año también. Y otro último punto: es coherente. Este es uno de los pocos rincones del país en donde hay precios a la baja, rompiendo con la práctica común de subir precios y mantenerlos arriba una vez que el consumidor se haya acostumbrado a la nueva regla.

No obstante, el factor clave de su trabajo es el trabajo duro. Le pregunto: «Usted no se da días libres, ¿verdad?» y me responde con una sonrisa: «ahora no es tiempo para eso» – «¿Y cuándo descansa, Don, porque usted está de pie todo el día? -«¡Cuando llego a casa, me quito los zapatos y me pongo a ver una película». Hoy es domingo. El descanso es relativo. El trabajo duro no lo es.

Escrito por Roberto Carvallo Escobar

Director General de Terraética, Co-fundador de Prometeo Sustentable

y escritor de La rebelión de los pelones

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