Resiliencia es una palabra que seguramente has escuchado en los últimos años ya que esta de moda pero, ¿qué es? La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano frente a la adversidad para seguir adelante. Esta capacidad es fundamental en situaciones de vulnerabilidad, similar o parte del proceso de la logoterapia: adversidad, sentido, resiliencia. Un ejemplo fácil para entender la resiliencia es el de un desastre natural capaz de afectar gravemente la infraestructura y el patrimonio de los miembros de una comunidad, las personas tienen 2 opciones: lamentarse o seguir adelante.
Esta increíble capacidad que tenemos es similar a una esponja que regresa a su forma después de haber sido aplastada. La comunidad funciona de la misma manera, una vez que el hipotético desastre arrase, el ser humano debe afrentarse a la adversidad pero buscar herramientas de la resiliencia para poder sobrepasar el daño, darle un sentido a la situación y pensar en ¿qué sigue? Sigue reflexionar y analizar la situación, evaluar los riesgos y pensar a futuro y estar consientes de que la realidad actual no tiene que prevalecer. Unos pasos de pensamiento recomendados por la psicóloga experta en resiliencia Dr. Edith Grotberg, son: ¿Qué tienes?, ¿Quién eres?, ¿Dónde estás? Y ¿Qué puedes hacer?
La fundación UNAM caracteriza a una persona resiliente cuando es “introspectivo, independiente y por mantener cierta distancia emocional con los problemas. Asimismo, tiene iniciativa para emprender proyectos o involucrarse en actividades nuevas” Otras características de una persona resiliente son: habilidad, adaptabilidad, baja susceptibilidad, enfrentamiento efectivo, capacidad, resistencia a la destrucción y conductas vitales positivas. La resiliencia es una capacidad clave para regenerarnos en ciertas situaciones pero no todos tenemos esta capacidad desarrollada. Preparar a las personas con estas características ayuda a forjar comunidades resilientes y solidas, preparadas para afrentar y reducir riesgosy de esta manera reducir su vulnerabilidad.
Escrito por María Fernanda De la Garza Osuna
