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Información y libertad en la democracia contemporánea | Buró Parlamentario

En uno de los capítulos de “El Príncipe”, Nicolás Maquiavelo concluía que “nada hay mejor para conservar una ciudad acostumbra a vivir libre que hacerla gobernar por sus mismos ciudadanos”.

 

Desde su nacimiento en la antigüedad clásica hasta nuestros días, el ideal de la democracia ha sido precisamente el de ejercer nuestra libertad como ciudadanos y como pueblos a través de la participación en los asuntos del gobierno. Para las democracias contemporáneas, participar en lo público supone ocupar cargos políticos, expresarse ante las autoridades, monitorear su desempeño y, sobre todo, informarse para elegir a quienes pretenden gobernarnos.

 

A diferencia del siglo XVI (cuando Maquiavelo escribió su obra) los ciudadanos de hoy, tenemos una posición privilegiada para ejercer estas libertades democráticas. Podemos acceder a una vasta cantidad de información en un tiempo relativamente reducido. Desde un dispositivo móvil con conexión a internet, en tan sólo segundos podemos conocer el historial de un candidato o la publicación de una nueva ley.

 

Elegir con información precisa a nuestros candidatos y saber lo que están haciendo quienes nos representan, se asemejaría mucho a un escenario idóneo de la democracia donde los ciudadanos se gobiernan a sí mismos. Y por ello se pensaría que conforme avanza la tecnología de las comunicaciones, las democracias funcionarían mejor y los ciudadanos estaríamos más conformes con estos regímenes.

 

No obstante, los resultados parecen correr en sentido inverso de esta expectativa. Por ejemplo, los datos de Latinobarómetro señalan que por primera vez desde 1995 (cuando esta organización empezó a hacer sus mediciones) más de la mitad de los encuestados en América Latina, no prefieren la democracia como régimen político. En México, la cifra es poco alentadora pues poco más del 80% de los ciudadanos están poco o nada satisfechos con la democracia.

 

La pregunta que surge en este punto, parece ser lógica: ¿por qué si hoy contamos con instrumentos que facilitan la participación ciudadana y que ayudan a tener mayor cercanía con las acciones de nuestros representantes (sea para elegirlos correctamente, para vigilarlos o para exigirles determinados rumbos), la democracia no ha producido resultados satisfactorios?

 

Uno de los principales factores que explica esta desazón radica en lo compleja que resulta la adquisición e interpretación de información política para que el ciudadano participe y se involucre en las decisiones de gobierno. Dicho de otro modo, la manera en que se comunica la política (desde medios de información hasta canales oficiales) sigue siendo bajo la codificación de un lenguaje complicado, que no se relaciona con la vida cotidiana del ciudadano.

 

Distintos portales como la página de la Cámara de Diputados en México, presentan interfaces que exigen al ciudadano un conocimiento técnico del proceso legislativo e incluso del sistema electoral en caso de que quieran identificar la forma en que se desempeñan tanto sus legisladores como el órgano parlamentario en su conjunto. Si bien muchos de estos espacios cumplen con su objetivo de publicar información actualizada y de valor, queda al aire la cuestión de cuántas personas pueden interpretar y usar esa información en un modo útil para el ejercicio de su ciudanía.

 

En atención a esta problemática, se han creado desde la sociedad civil algunos espacios que pretenden facilitar el acceso y el entendimiento ciudadanos en torno a asuntos públicos de importancia. Buró Parlamentario es una iniciativa ciudadana creada con el objeto de difundir información útil y fácil de interpretar en torno al trabajo legislativo.

 

Considerando que 9 de cada 10 mexicanos desconocen quién es su representante en la Cámara de Diputados, el primer paso para lograr un entendimiento -y posteriormente incentivar el seguimiento a las acciones de los congresistas-, es que los ciudadanos conozcan aspectos básicos e importantes de la asamblea como el nombre, las propuestas y la historia biográfica de quienes son su voz en este órgano. Otro elemento con el que Buró Parlamentario busca aproximar a los ciudadanos a la labor de sus representantes, es un índice llamado “Score de involucramiento”. Producto de 10 años de investigación y discusión científica, este índice sintetiza n una cifra que oscila entre 0 y 10, factores como la cantidad, la relevancia y el avance en el proceso legislativo de las iniciativas de ley promovidas a título individual por los legisladores, así como el registro de votaciones de los diputados y su promoción de puntos de acuerdo. Con esto, cada ciudadano que visite el portal y provea la información geoelectoral contenida en su credencial para votar, puede tener una radiografía rápida y fácil de interpretar sobre el desempeño de su representante o de cualquier legislador.

 

Es cierto que el descontento con la democracia que han documentado distintas agencias e investigaciones académicas, no se explica por una causa única. Sin embargo, la desconexión ciudadana con respecto de lo que acontece en la arena política es uno de los síntomas más característicos de los países inconformes con los resultados de la democracia. Lo preocupante de tal resultado es que la base de las opiniones negativas o positivas sobre la democracia, no necesariamente están fundadas sobre un conocimiento profundo sobre el funcionamiento del régimen o de quienes llevan las riendas del gobierno. En tal sentido, un primer paso para consolidar una opinión sólida en torno la operación de una democracia, consiste en informarnos sobre la naturaleza del sistema y sobre quienes toman las decisiones que a todos nos conciernen. Después de todo, contar con información valiosa para tomar decisiones y emitir opiniones en la esfera pública, es el primer paso para ejercer la libertad democrática e la que escribió Nicolás Maquiavelo hace más de 5 siglos.

 

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Escrito por Sergio A. Bárcena