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Hillary tuvo suerte, se comenta

Publicó recientemente un artículo muy buen Paul Krugman en El País acerca del lugar común en que se dice que Hillary tiene suerte de enfrentarse a Trump en vez de a otro republicano, porque si lo hubiera hecho, las encuestas serían totalmente diferentes. La idea de fondo de este lugar común hace notar, por un lado, la torpeza de Trump de no poder combatir contra políticos de mayor experiencia, y por otro lado, la poquísima habilidad que tendría Hillary frente a otros republicanos; unos de mayor calado político. Krugman explica los motivos de por qué este lugar común es falso y sobre todo, engañoso acerca de las habilidades políticas de los republicanos.

El argumento es muy sencillo en contra de Hillary: no es muy buena pero tiene suerte de enfrentarse a uno peor. Sin embargo, la conclusión de «Hillary tiene suerte» es falaz dado que carece de una premisa previa: «Trump ganó a los republicanos antes de combatir a Hillary». Es la misma lógica un poco ingenua de cualquier competición o torneo en donde el ganador puede llegar a su trofeo por eliminatoria directa, pero aquí, curiosamente, no es suerte de con quién uno se enfrenta directamente sino que desde un inicio, Trump se enfrentó a todos y de todos, salió ganador. Trump puede ser malo o peor pero que por eso Hillary la tenga más fácil de ganar en los debates o en las elecciones, no debería esconder el hecho de que el Trump sigue siento el mejor de los republicanos. Es decir, Hillary la tiene fácil pero si fueran otros candidatos, tal vez la tendría aún más fácil. 

Y se puede debatir que Hillary la tiene fácil porque cualquier persona con dos dedos de frente no podría apoyar a Trump, según nos dicta el sentido común. No obstante, el partido republicano apoyó a Trump para su candidatura, si bien es cierto con algunas reticencias, y no fue hasta las muchas y repetitivas salidas de tono de Trump que hizo evidente el error no solo de apoyarlo sino de no tener personas mejor preparadas para combatir a Hillary. Pero el proceso ha sido largo y sobre todo, con muchísimo tiempo para corregir caminos. Y curiosamente, lo contrario ha sucedido. No ha sido el tema de un error puntual sino un proceso en que más personas lo fueron apoyando a pesar de conocer su deficiencias. Lo que dice Krugman es sencillo: si los republicanos tuvieran mejores candidatos que Trump, entonces ellos estarían en los debates presidenciales. Pero la realidad dice todo lo contrario. Que  Trump esté ahí significa que el partido republicano tiene a un mejor candidato que Trump, cuya principal debilidad es la poca moderación con la que cuenta. Sin embargo, esta debilidad que lo hará, esperemos, perder las elecciones es exactamente la razón más importante de cómo llegó a este punto político: un mensaje racista, violento, machista y en general, bastante simplista.