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Hermano, no te conozco pero soy mexicana

Paisano, ciudadano mexicano y extranjero: hermano, no te conozco pero soy mexicana y ciudadana del mundo. Sin duda nuestros contextos son diferentes pues depende, donde nos encontremos la vida va bien, mejor, menos peor o simplemente se sobrevive. Sin embargo al igual que tú y las personas de tu alrededor, nos vemos afectados todos. No solo por el gasolinazo, también por la corrupción, la inseguridad y la falta de oportunidades adecuadas acordes a nuestras necesidades. Algunos llaman al paro nacional, al boicot económico, etc. Concuerdo en que todos quienes amamos este país debemos hacer algo, mexicanos y extranjeros. De ninguna manera parar el país nos ayuda, y tampoco afecta a los corruptos que se han enriquecido a manos llenas a costa de nuestro país. Tomemos en cuenta que no podemos aislarnos y abstraernos del mundo.

Si bien es cierto debemos consumir lo que produce el país y también lo que producen otros países. Nuestra economía es parte de la economía del resto del mundo, entenderla así, nos hará crecer y tener mayor solidez. Demos un voto de confianza a los productores nacionales, y que ellos nos den un voto a nosotros, sin sacrificar calidad poniendo a precio justo y adecuado al poder adquisitivo que el consumidor promedio tiene y favoreciendo a quienes tienen menor ingreso. Debemos cerrar filas entre nosotros los que amamos a México de verdad y sumar lo mejor de y a cada movimiento ciudadano. Enfoquemos nuestro actuar en participación activa, solidaria y empática con la ciudadanía. De manera firme demostremos nuestro descontento causado por las Crisis social, económica y política. Replanteemos las tareas, responsabilidades y obligaciones de las instituciones, de los cargos políticos y ciudadanos. Manifestemos nuestras iniciativas y lo que necesitamos para que este país vuelva a funcionar y hagamos que suceda. Los mexicanos de la Independencia y de la Revolución lucharon por estableces un proyecto con leyes, que permitieran condiciones de gobernabilidad, derechos, igualdad y soberanía. Por establecer cargos e instituciones al servicio de la ciudadanía. Y eso es lo que los mexicanos debemos recuperar.

Dejemos de depositar un sueño mesiánico. No depende de un hombre, ni de un partido, ni de las promesas de un candidato, salvar a México. Depende de nosotros, la ciudadanía. Hoy más que nunca deben prevalecer los organismos de la sociedad civil (sin compromisos, ni fines partidistas). Hoy es cuando más se necesita que haya y que participemos de instituciones que apoyen primordialmente, la salud, educación, albergue, los derechos humanos, los observatorios ciudadanos. Hoy las condiciones de marginalidad y pobreza se han agudizado. Se ha demostrado que entre tanto más organizados y unidos estén los puntos de un tejido, la prenda se ajusta y nos protege más del sol, frío o la lluvia. Es así como cada miembro colaborando en red, juntos podemos fortalecer una prenda social que nos ajuste más a los mexicanos y que nos proteja del inclemente clima de crisis. Hoy es momento de interesarnos en el prójimo, de mostrar voluntad, de hacer las cosas de buena fe y de buena gana. De recuperar la sonrisa al pedir por favor, al dar las gracias o los buenos días, pese a las crisis que atravesamos como país. Es momento de continuar trabajando sin parar y sin vigilar, incentivar a otros para que continuemos haciendo lo mismo, comprometidos con todos. Es hora de ponernos en los zapatos del otro. Es hora de pensar que si mis vecinos, familia y amigos están bien, Yo estaré bien. Es hora de entendernos y trabajar a favor del bien común. Dejemos de dividirnos como país.  Dejemos de atacarnos y descalificarnos como personas. Actuemos sobre las situaciones que tanto nos afectan. Detrás de cualquier movimiento hay necesidades y derechos que de una u otra manera no están siendo satisfechas, ni respetados. La voz de un campesino que con huaraches se manifiesta, la manta de un docente, la mirada inconforme de un médico y enfermera,las manchas en la cara de cientos de niños que piden una moneda, la ropa sucia y maloliente de un indigente, el resentimiento de un preso, el canto en autobús de un joven, todos mexicanos a gritos reclaman la ayuda del resto. Cuando alguien en el mundo levanta la mano, alza la voz o camina con una pancarta, nos pide su atención, nos indica que algo no está bien, que está siendo atropellado y que al ignorarlo tarde o temprano nos afectará.

Escrito por Araceli Guerrero.

“A favor del bien común, a favor de todos nosotros.”