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Desde Llano de las Flores, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré rememorando mis pasos en la región de la montaña en el estado de Guerrero. Hace diez años todavía se podía transitar hacia esas zonas hoy tomadas por el narcotráfico. En ese entonces iniciaba el proyecto de las policías comunitarias, proyecto que más tarde retomarían en el estado de Michoacán bajo el nombre de autodefensas. Recuerdo que para llegar a la comunidad de Llano de las Flores, municipio de Metlatonoc, primero tuve que llegar Tlapa de Comonfort y de ahí tomar una camioneta de redilas que me subiera hacia la comunidad. Saliendo de Tlapa, la camioneta tomó una brecha y de ahí se internó en la montaña. En un determinado punto de la brecha –denominarlo camino sería muy exagerado- la camioneta paró, el chofer bajó de la camioneta con pala y pico en mano –yo estaba asombrado y sin saber el porqué de tal parada- y empezó a -literal- re-hacer lo que las lluvias de ese entonces habían deslavado. A una señal del chofer, los pasajeros bajamos y entre todos empezamos a acarrear piedras y las juntamos con el fin de que la camioneta pasara sobre ellas y salvara así el vacío aledaño a la brecha por donde transitaba.

Las tres semanas que pasé ahí estuvieron dedicadas a alfabetizar a mujeres indígenas y fue ahí cuando aprendí a cavar y usar una letrina, a bañarme en río o bien con solamente 5 litros de agua, a cocinar frijoles en fogata y a compartir el hambre de quienes hospitalariamente me regalaban su protección, tiempo y paciencia para enseñarme algunas palabras de su lengua mixteca. En Llano de las flores entendí que la pobreza no es un concepto etéreo y meramente teórico. La pobreza huele, se siente y no, no es ningún motivo para que la amabilidad, el respeto, la cooperación e incluso la sonrisa se pierdan. La buena gente de Llano de las flores me cuidó, me enseñó y me compartió su vida –limitada, pero no pobre. No pretendo hacer una apología de la pobreza. Bien sé que no todos los pobres son buenos ni todos los ricos son malos. La gente de Llano de las flores y yo sólo tuvimos la disposición de entendernos, de compartir, de respetarnos, de conocernos y hasta de enseñarnos, nada más.

Hoy toma posesión un patán para quien el respeto, el entendimiento, el compartir y la empatía son palabras sin significado. Dicho patán ha preferido crear un personaje pendenciero a prepararse para desempeñar con profesionalismo un cargo tan importante como el que hoy jura. Su gran riqueza económica no le ha sido suficiente para adquirir un ápice de lo que la gente pobre de Llano de las Flores tuvo para dar y hasta regalar a un extraño como lo fui yo. Todos los pronósticos que se hicieron al respecto de la gestión de este patán pendenciero, desde hoy serán desvelados. Aquí un adelanto de lo que vendrá basado en la experiencia histórica donde mutatis mutandis un cómico de televisión tuvo la ocurrencia –y la complicidad de un pueblo hizo el resto- de ser presidente. Jimmy Morales actual presidente de Guatemala enfrenta enormes dificultades a sólo un año de su inexperto e improvisado gobierno, saque usted su pronóstico. Tercera llamada…Inicia el Show

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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