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Cuando 1 más 1 no es igual a 2 en Impacto social

¿Qué pasa cuando vemos que es necesario cambiar el mundo porque lo que nos enfrentamos día con día no nos deja dormir tranquilos por las noches? ¿Qué sucedería si en vez de pensarlo desde la distancia, nos jugamos la camisa para poder hacer de este mundo un lugar mejor? ¿Qué pasa cuando todo este esfuerzo, además, se realiza no solo para sacar ventaja uno mismo sino para beneficiar a otras personas? ¿Y qué pasa cuando comenzamos a pensar en el gana-gana de todos en vez de la famosa rat-race? Cuando todo esto sucede, entonces podemos hablar de Impacto social. Podemos hablar finalmente de Sustentabilidad. Curiosamente, de todos los proyectos en el mundo y en el país, son los que hablan de impacto social los que más se asemejan en lenguaje. Y es muy parecido porque realmente todos sabemos qué es lo que se busca: mejorar la vida de aquellos que tienen dificultades de cualquier tipo y de todas personas en general. Y gente que sufre en México, y en el mundo, hay mucha. Demasiada.

Por ello, sin importar si la persona es  agricultor, campesino o artesano, en México sabemos que en su mayoría vivirá en situaciones de vulnerabilidad y a veces de marginación. Más difícil es la situación cuando hablamos de la población indígena mexicana y de las comundiades rurales compuestas en su mayoría precisamente por agricultores, campesinos y artesanos. Formas de apoyo a estas comunidades hay muchas y lo que en estos años sabemos, más o menos, es que la mejor forma de ayudarles no es a través de una filantropia paternalista sino a través de una integración en las cadenas de valor y potenciando los atributos de valor de sus productos. La regla es fácil y muy antigua: quieres ayudar a alguien, no les des solo un pescado sino mejor enséñale a pescar, porque así comerá siempre. En este caso, quitándo el paternalismo del aforismo, lo que es valioso de este aprendizaje es que la forma más real de impacto social es a través de potenciar las capacidades de estas poblaciones, las cuales son treméndamente valiosas, para integrarlas en el mercado, dotándoles a su vez de las mejores herramientas para competir.

¿Qué pasa cuando existen proyectos como el de María Juana (www.mariajuanaart.com) que exporta artesanía y arte 100% mexicano y los lleva a lugares donde nunca antes soñaron sus productores llegar? ¿Qué pasa cuando además se hace siempre bajo una idea muy simple: apoyando siempre al artesano, al productor o al artista mexicano a través de comercio justo, impacto y responsabilidad social? ¡Cómo no estar orgullosos de todo lo que hacemos en México, por ejemplo el arte Huichol, y no ver su potencial para que pueda llegar a vitrinas y gallerías europeas, asiáticas, etc.? María Juana realiza ya todo esto. Esa es su contribución de Impacto social. ¿Y qué pasa cuando a ello se suma otro proyecto para fortalecer proyectos, a productores, empresas micro, proyectos sociales y a emprendedores como Prometeo Sustentable (www.prometeosustentable.com)? El resultado de uno más uno, aquí, no es dos. No, no. Es mucho mayor porque cuando hablamos de impacto social, este tipo de alianzas pueden cambiar el mundo. O por lo menos, si cambian el mundo, para mejor, de aquellos artesanos, agricultores y campesinos, el más importante objetivo se habrá cumplido con creces. Por ello, es un gran orgullo contar su historia aquí en Resilientemagazine.