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¿Y si dejamos el auto en casa?

El 22 de septiembre pasado fue el día mundial sin autos. Durante ese día, varias personas en la CDMX incluyendo funcionarios publicos acudieron a sus trabajos en transporte público, bicicleta u otro medio de transporte que excluyera el automóbil (esto último incluso dio lugar a divertidos memes). El día mundial sin auto, implementado formalmente desde 1996, tiene como objetivo promover y crear conciencia acerca de diferentes medios de transporte y de los beneficios que estos tienen. Beneficios que incluyen: contribuir menos a la contaminación del aire,  incorporar un poco de actividad física en el caso de usar una bici, impulsar el uso del transporte público o bien del car pooling, entre otros. En particular, a mí me regocija el hecho de avanzar paso a paso hacia una sociedad con un sistema de mobilidad más sustentable. No niego de ningún modo la comodidad que experimento al utilizar el auto en la ciudad pero también estoy consciente de que si realmente deseamos un cambio, éste debe de costarnos un poco en términos de comfort.

Ciertamente al pensar en la Ciudad de México, parece imposible concebir una ciudad en la cual medios alternativos de transporte puedan florecer. Esto principalmente a que la ciudad sufre de una sobrepoblación o a que no todos los medios de transporte público son eficientes (en mi opinión, los microbuses y autobuses dejan mucho que desear pero el metrobús y metro funcionan bien). Además, el problema de la inseguridad en el transporte público es algo que repele su uso para algunos habitantes.  En este sentido, las políticas públicas y las autoridades correspondientes son las encargadas de encontrar estrategias efectivas de planeación e implementación del transporte público. En el pasado esto ya se ha hecho como lo demuestran la construcción de líneas de metrobus, la introducción de autobuses especiales para mujeres, líneas de metrobús nocturnas, peatonalización de calles (la calle de Madero en el centro es desde el 2010 solamente calle peatonal). Es cierto que en muchos casos, dado que la ciudad ya está construída, es mucho más complicado implementar planes de mobilidad. Sin embargo a pesar de estos obtáculos es posible concretar proyectos. En la ciudad de Barcelona, la cual ha sufrido de problemas de calidad del aire,  se han implementado planes de mobilidad en los cuales nueve bloques de calles son cerradas para cierto tipo de transporte (camiones de carga, etc.) y se le da prioridad al transporte local. Esto da como resultado que más personas usen medios alternativos de transporte como la bicicleta o bien que opten por caminar, lo cual incluso resulta más benefico para los negocios locales y la cohesión entre colonias. La misma ciudad de Amsterdam, famosa por ser la ciudad de las bicicletas, se convirtió tras la Segunda Guerra Mundial en una ciudad de autos, y no fue hasta aproximadamente 1975, a partir del incremento de accidentes viales, que su política de reintroducir bicicletas y crear infrasestructura (no solo añadir un carril de bicicletas sino construir una vía/camino exclusiva para bicicletas) para las mismas se empezó a llevar a cabo dando lugar a la Amsterdam de hoy.

No intento de ninguna forma sugerir que la Ciudad de México se convierta en la próxima Amsterdam, pues las condiciones, terreno, y cultura de ambas es completamente distinta. Sin embargo considero que a pesar de que nuestros gobernantes sean los directamente responsables de crear y mejorar el transporte, los ciudadanos no nos debemos sentir con las manos atadas frente a este problema. Transportarse en la ciudad suele ser caótico y con frecuencia tendemos a perder la paciencia y exasperarnos. Quizás nuestra mayor aportación como ciudadanos de la CDMX sea volvernos más conscientes de un par de cosas: 1) que a pesar de poseer un auto, este debe ser visto como una herramienta de trabajo-transporte y no como un accesorio que nos dé status o que erroneamente nos permita sentirnos superiores a quienes no lo tienen;  2) hacer conciencia de que debemos respetar a los ciclistas en nuestra ciudad, respetar la forma en la que se transportan y los carriles dedicados a ellos; 3) respetar a los peatones y darles preferencia cuando así la tengan y de igual manera, respeto de los ciclistas y los peatones hacia los automovilistas. Finalmente, debemos considerar medios alternos de transporte ya sea bici, transporte público o car pooling no sólo un dia al año sino a medida de lo que nos sea posible aunque algunas veces esto no resulte tan cómodo como estar en nuestro auto.

Escrito por Susana

Editado por Resilientemagazine