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Y si al final, lo de Trump era una broma…

La semana pasada fue una muy buena oportunidad para toda persona interesada en la política mexicana. No tanto por grandes acontecimientos positivos sino porque simplemente, los políticos en México y sus respectivos asesores manejan el país como cualquier niño de 2 años juega Clue, el famoso juego de mesa. Claro, hay pistas de que existe actividad neuronal pero los resultados no lo confirman. La probabilidad de que un niño de 2 años pueda saber que el asesinato lo cometió el Coronel Mustard en la biblioteca con el candelabro, es tan diminuta como lo fue atinado el traer a Trump a México o hacer un pseudo debate con la juventud en el informe presidencial.

Y comienza una nueva semana en la que seguramente vendrán nuevos eventos para criticar, para incendiar los memes y para llenar notas de prensa y horas de televisión. Pero tanto derroche de ceguera intelectual no viene gratis. Porque es gracias a ella que los números de la situación del país sean tan deprimentes y cada vez vayan peor. Es por ella que los sueldos sigan por lo suelos, la economía no levante, el petróleo sea cada vez más caro y haya cada más mayor escepticismo social.

Es por todo esto que realmente todo parece ser una buena; una muy mala broma o una broma de muy mal gusto. Quizá sea esta la semana en que el gobierno mexicano y sus políticos, todos, se atrevan a decir en televisión abierta transmitiendo desde Palacio Nacional frente a 100,000 acarreados: «Todo esto ha sido una broma y ahora sí, comenzamos a trabajar. Nos quedan dos años para levantar el país y cumplir las promesas que hicimos». Quizá sea esta semana aunque sospecho que esta no sería un broma. Sería lo que en inglés se llama, un muy triste reality check. Sí, todo pinta que nuestra realidad es tan triste que ni un chiste lo pueda salvar. Solo queda esperar el punchline.