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¿Y los mileuristas mexicanos, apá?

Hace tiempo en España surgió la numerosa clasificación de los mileuristas, quienes ganaban en un mes apenas mil euros o menos, pero obviamente, nunca más. Y durante mi estancia en España de casi 7 años, viví en carne viva el proceso en que de una España viva y radiante, quedó una España llena de desempleo, mileuristas y bajas condiciones salariales. Hubo tragedias y suicidios cuando gente perdió su casa y los problemas persistieron durante muchos años. Cuando al parecer, se acercaba un rayito de luz, la sombra volvió a aparecer sobre España, siendo un proceso cíclico que sigue sin acabar. De todo corazón, espero que muy pronto el país se encuentre tan vibrante económicamente como hace unos años. ¿Y qué pasa en México?

Pues la respuesta es muy sencilla. Estamos peor. Mucho peor. Y esto no se trata de un malinchismo ni de un negativismo trágico sino porque los datos que tenemos en el país, no son muy alentadores. Ayer una persona me dijo que le ofrecen 35 pesos por hora para hacer trabajos de freelance en traducción. Ayer le comentó que el salario mínino en México está alrededor de 75 pesos (unos 3.5 euros) por día. Y ayer también le dije que si mal no recordaba, menos del 3% de la población laboral en México gana más de 40,000 pesos (unos 2,000 euros) al mes. Los demás, ni de lejos. Más cerca está la población en México de los Milpesistas que de los mileuristas (unos 20,000 pesos mexicanos si los convertimos).

Estamos peor porque seguimos pensando que la gente vive con salarios mínimos. Y seguimos pensando cínicamente que nadie gana un salario mínimo sino 3 o 4 o 10. Y esa es nuestra justificación para seguir creyendo que el salario mínimo es un indicador y no una realidad para millones de mexicanos que viven con menos de mil pesos al mes; con mucho menos. ¿Y cómo hacer si esta gente debe además pagar 800 pesos de cuotas anuales ilegales para los colegios públicos a los que asisten sus hijos, pagar 50 pesos diarios para viajar 2 horas a sus lugares de trabajo, comer diario y respirar? Tristemente tenemos todavía muy poca empatía en México. Y pensamos que «mientras a mí no me pase», todo estará bien. Así pensaban en España con el tema de las hipotecas, del paro y de todo lo demás que vino con las crisis y la burbuja inmobiliaria.