Y sigue el problema de Tajamar. Ahora, lo que se hace evidente es la incapacidad de la Semarnat para poder dar claridad cómo fue que aprobó su análisis de impacto ambiental y así como así, todos libres de culpa. Y todos libres de culpa porque todos nosotros, sí, todos, tenemos algo e culpa. No es la culpa de ir a Cancún y pasar unas merecidas vacaciones sino culpa de seguir como seguimos y aprobar todo como si nos fuera tan ajeno.

Seguimos con los mismos gobernantes, seguimos con la misma corrupción y peor, seguimos con la misma inutilidad. Pero eso sí, nosotros decidimos a nuestros gobernantes. ¿Por qué? Porque permitimos que den 8 millones de televisión a la gente en vez de poner más bibliotecas, más parques o más reservas forestales. Porque permitimos la corrupción en Semarnat, Sagarpa o cualquier entidad de gobierno, y pensamos que no nos afecta verdaderamente. Resulta que la deuda de Coahuila que dejó un ex-gobernador, que seguramente se fue a las arcas de las campañas presidenciales, no tiene pena ni culpable. Resulta que sí, también nosotros tenemos la culpa de aceptar que nos den una televisión para poder seguir viendo la telenovela en vez de criticar a nuestros gobiernos.

Y la culpa, es de todos. Más de aquellos por los que votamos que por lo que no. Vi recientemente que se condicionaba la entrega de escrituras a la gente siempre y cuando, éstos, no la hagan de tos. ¿Por qué nos dejamos? No sé. Somos pobres, sí. Abusan de nosotros, también. Pero tenemos una enorme capacidad de dejarnos ver la cara. Y esto es lo que duele más. Al infierno quien abusa del pobre, y al mismo destino quién no lo defiende. Y ¿a Tajamar, y los otros desastres ecológicos que han sucedido en el país, quién los defiende?