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Querétaro de Arteaga: Entre la vida y la muerte | Eco Maxei A.C.

Cuatro son las limpias que a lo largo de este año ha emprendido los habitantes de la ciudad de Querétaro en los márgenes del río que la cruza. La primera el 7 abril alrededor de la histórica presa del Diablo en la Cañada, municipio de El Marqués. La segunda, el 5 mayo, a lo largo de 2.4 kilómetros, partiendo de la tradicional plaza de los platitos en los antiguos barrios de la otra banda, dentro del municipio de Querétaro. La tercera, el 1 junio, sobre 5 kilómetros alrededor de la plaza Artículo 123 en el poblado de Hércules. La cuarta, el 7 de julio, en la colonia La Sierrita de la delegación de Carillo Puerto.  Una quinta ser hará el próximo 4 de agosto, Camino a Tlacote, en la colonia Santa María Magdalena.

 

Con guantes de carnaza, botas, redes, cubetas y costales, cientos de voluntarios cada vez mejor organizados han sacado aproximadamente 30 toneladas de residuos sólidos de los distintos puntos del río. Colchones, llantas, aparatos electrónicos, colillas de cigarro, envases de pet, -incluso objetos tan inverosímiles como una diálisis-, posteriormente enviados a depósitos de residuos sólidos y centros de reciclaje.

 

Las jornadas de limpieza a las que mes con mes han convocado H2QRO y Habitantes del Río van transmutando de actos simbólicos a diversas formas de participación ciudadana. Encuentros que empiezan a convertirse en redes, involucramiento de las comunidades aledañas con el cuidado del río. Preguntas que cuestionan hábitos, muestran vacíos y detonan reacciones de los gobiernos locales. ¿Cómo llega todo esto al río?, ¿de dónde viene?, ¿cómo funciona una cuenca?, ¿cómo se mueve el agua?,  ¿existe un sistema eficaz para el manejo de los desechos dejar o basta con dejar de consumir?

 

A partir de las limpias viejos hallazgos son puestos nuevamente sobre la mesa, como las descargas vertidas desde las rancherías, desde los corredores industriales o desde zonas habitacionales: La Pradera, Zibatá, Milenio, El Campanario. Aumenta el interés en la vigilancia del río y con ellos las denuncias públicas de descargas ilegales, muchas de ellas efectuadas a la vista de todos, en plena luz del día.

 

Mientras la ciudadanía lleva meses organizándose para sanear sus ríos, de oriente a poniente el río Querétaro, al suroeste el Río Pueblito y al noroeste arroyo Jurica, por otro lado surgen acciones gubernamentales a distintos niveles que contradicen rotunda y directamente tanto los planes de recuperación anunciados por los gobiernos municipales como la promesa de saneamiento del afluente que fuera uno de los ejes ambientales del entonces candidato a la gubernatura y hoy gobernador.

 

Un ejemplo es la solicitud ante CONAGUA, recientemente anunciada por el edil capitalino, para reubicar ciclo vías invadiendo cauces del río en favor de la ampliación vial. Otro ejemplo es la obra para rehabilitación de tuberías colapsadas, donde desde hace semanas dos empresas contratadas por la Comisión Estatal de Aguas drenan aguas negras arrojándolas, sin tratamiento previo y únicamente adicionadas con cloro, en el tramo de río ubicado en el entronque entre Avenida Universidad e Ignacio Pérez.

 

A las denuncias responden autoridades que se deslindan de sucompetencia, valiéndose de que el vertimiento de aguas residuales se encuentra en tres cuerpos normativos distintos, según se trate de infraestructura o de cuerpos de agua de control municipal, estatal o federal. La Ley General de Equilibrio Ecológico, el Reglamento para el Control de Aguas Residuales a los Sistemas de alcantarillado del Estado de Querétaro y la Ley de Aguas Nacionales.  Frente a ello una ciudadana cada vez más organizada, intenta pasar del “muro de los lamentos” a la actuación sólida, rápida y articulada. De la opinión virtual a las comisiones presenciales. De la dispersión de información en publicaciones que se van perdiendo con los algoritmos a la concentración de datos que robustezcan las denuncias.

 

Durante la tercera limpia dos tortugas Kinosternum integrum, la especie más común en la cuenca del río Querétaro, fueron encontradas vivas a unos metros del Boulevard Bernardo Quintana. La noticia, cuyo júbilo fue elocuentemente retratado por Carlos Jordá en su texto “Sumergen las manos en el río y encuentran vida”, se volvió un símbolo de esperanza, “muestra de que no hemos rebasado un punto sin retorno y que los esfuerzos que se llevan a cabo tienen fundamentos.” En la siguiente limpia, sin embargo,  el hallazgo de una tortuga muerta cuestionó severamente la esperanza como “una advertencia más de que no queda mucho tiempo para enmendar los errores que hemos cometido.”

 

Con tantas muestras de que  es cuestión de tiempo para que las aguas entubadas o desecadas regresen a su cauce, parece mentira que en pleno siglo XXI todavía haya quienes consideren que “el río ya no debería ser río, más bien una coladera y un foco de infección que deberían tapar” o se pregunten si “no valdrá más la pena entubarlo”. Como si las aguas, ahora contaminadas, no fuesen a volver a la superficie en forma de inundaciones. Pudiera ser que la alienación de las ciudades modernas nos ha privado no solamente de sentido ecológico sino de sentido común.

 

El río seguirá siendo río.  La cuestión es si volverá a ser el rebosante cuerpo de vida que era hace menos de cuarenta años o se convertirá en el vehículo superficial o subterráneo de agentes que vayan mermando una a una todas las posibilidades de vida. Desde tiempos ancestrales los ríos dan vida a las ciudades, no por nada hoy por hoy la calidad del agua sigue siendo un factor determinante de la calidad de vida. La infancia del pueblo de Jurica hace un tiempo empieza a padecer enfermedades crónicas e infecciosas, gastrointestinales, de la piel, oculares y respiratorias. A la altura de Calesa, frente a la antigua presa que repartió las aguas durante el virreinato, otros pequeños acuden diariamente al colegio “Montessori del Río”. Al aire citadino, cuyos niveles de contaminación atmosféricos alcanzan límites críticos, se suman las partículas emanadas de lodos fecales y otras sustancias vertidas en las aguas.

 

Río arriba encontramos la vida misma defendiéndose, río abajo solo el dejo de una muerte arrasadora. Dos realidades consecutivas que exponen una pregunta apremiante.  ¿Está la sociedad queretana preparada para asumir la defensa de su vida o resignada a la muerte lenta del envenenamiento? El tiempo dirá.

 

Escrito por Elvira Herrera, una colaboración de Eco Maxei A.C