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Que el mexicano se meta el pie, es novedad. 

Que el mexicano sea malinchista, ya es un cliché de hace tiempo. Que el mexicano aproveche el san lunes, ya hasta pasó de moda. Que el mexicano (economía nacional) sea poco competitivo no es tan viejo pero poco a poco nos vamos acostumbrando a escucharlo. Pero que el mexicano se autolastime, se meta él solo el pie, eso es nuevo. ¿Y por qué lo digo? Porque al parecer esta es la política del gobierno actuál.

México exporta alrededor de 350 mil millones de dólares. De ellos, el 8 o 9 por ciento es exportación de automóviles, algo menor es el negocio de las autopartes y todavía un poco menor la exportación de celulares. Me pregunto, ¿hay alguna marca mexicana que sobresalga de todos estos productos? No, todo es manufactura a empresas internacionales. Y no se trata de un nacionalismo absurdo. No se trata de competir con marcas como Toyota, Audi o Sony. Sin embargo no es pequeño el ver y conocer las grandes inversiones que se hacen por parte del gobierno mexicano  a estas empresas (de millones y millones de pesos bien en líquido, bien en terreno, bien en exención de impuestos) en pro de beneficiar el empleo nacional. Y sí, se crea empleo. Alguno calificado y la mayoría no. ¿Qué precio tiene este tipo de empleo que busca traer el gobierno a México? Un muy bajo porcentaje es empleo muy técnico y muy bien remunerado. El otro es un empleo muy caro. Mucho más caro que promover el empleo en otras industrias nacionales. Que sea caro el empleo significa que por cada empleo creado, se tuvo que invertir mucho del dinero de los contribuyentes, siendo el mayor benefactor el sector privado, quien curiosamente muchas veces, según el canon del capitalismo, amenaza constantemente con llevarse su industria a otros países si no recibe las ventajas estratégicas en México. Además de caro, frágil; supuestamente. Y digo supuestamente porque hay que ser muy inocente si uno cree que una empresa a esos niveles realmente se puede ir a otro país así de fácil. Pero bueno, además de mimarla para venir, hay que mimarla para que se quede; así parece ser la relación de México con las empresas extranjeras. Pero el problema al que hago referencia ahora viene al ver que el 11 por ciento de las exportaciones nacionales son de crudo, es decir, petróleo, es decir, PEMEX. Y lo que ha hecho la reforma energética es debilitar su posición global al aceptar competencia internacional en el país. De acuerdo, PEMEX no es la mejor empresa ni la más competitiva ni la más limpia. Pero aún así, exporta casi 44mil millones de dólares al año. Y es dinero que entra al país en empleos de PEMEX (que son muchísimos) y recursos para las Secretarías de Educación y Salud. Ahora México se dispara en su propio pie aceptando otras empresas de hidrocarburos, en pro de una disimulada apertura.

Ya PEMEX requirió un rescate en estos últimos días y se habla de una inyección futura de 70mil millones de pesos. ¿Qué pasará a la economía nacional cuando las exportaciones de crudo las hagan empresas privadas internacionales en vez de  PEMEX? Habrá que ver el tamaño del rescate que será necesario.