Home / Cambiar el mundo  / No hay nada peor que ser normal pero odiamos lo anormal

No hay nada peor que ser normal pero odiamos lo anormal

Muchas personas se esmeran por definir su individualidad y por ser diferentes. No por nada existen los hispters, los metaleros, los emos, los cholos y los tipos del metro disfrazados de personajes de anime. Pareciera que todos estamos en una lucha constante por hacer algo diferente que nos haga sobresalir de la masa. Pero esta lucha constante por no ser comunes también nos hace ser, sin querer, más comunes.

Es curioso ver cómo queremos tanto sobresalir y al mismo tiempo no afrontamos las consecuencias de ser auténticos, de liberarnos de los límites de nuestra mente, incluso si eso significa ser extraños a los ojos de otros o de nosotros mismos. Es curioso porque no estamos dispuestos a aceptar lo que es extraño y nos asusta aunque vivir en el borde de lo desconocido y de la incertidumbre. Nos asusta y nos impide querer comprender al otro, porque esto significaría salir de nuestra zona de confort. Es más cómodo juzgar al otro aunque sea este el origen de dolor y conflicto constantes.

Tal vez si fuéramos más comprensivos con la individualidad y las ideas del otro no habría necesidad de inventar discursos como el de la Tolerancia y tampoco hablaríamos de Inclusión,  lo cual es redundante ya que todos estamos incluidos aunque no lo sepamos. Pero sería bueno que lo recordaramos de vez en cuando. Y así, más que tener la necesidad de defender nuestra individualidad para sentirnos especiales, se podría definir una autenticidad en comunión con el otro. Sólo así podríamos estar todos realmente incluidos dentro de esta sociedad que de cualquier manera encuentra la forma de hacernos sentir excluidos.

Escrito por Maritza Salcido

Editado por Resilientemagazine.com