Hoy se puede ver en todas las redes sociales la noticia del desastre ambiental que se está haciendo en el Manglar de Tajamar. Y en ningún momento pienso que sea incorrecto hacer tanto ruido. Leí un texto que habla de que todavía existe esperanza y leo y leo comentarios en contra del gobierno y de la empresas que permiten y hacen estas atrocidades.

Ahora bien, me pregunto: ¿serán muchas de estas personas aquellas que se quejan por lo que se hace en los manglares, muchas de las que van a los hoteles 5 estrellas todo incluido en medio de una playa paradisiaca, o serán aquello que usan el coche sin considerar el transporte público, o aquellos que comen carne de res y cerdo día tras día y critican a los vegetarianos/veganos en cualquier oportunidad que tienen?

Por supuesto la destrucción del Manglar es un tema pertinente y relevante. Pero aún más relevante es el cambio climático que surge de nuestro comportamiento diario y rutinario: de comprar productos con alta huella hídrica, de cambiar celular cada que sale la nueva versión, de ir a lo toros y de tener una camioneta SUV (no híbrida) en medio de esta ciudad tan caótica. ¿Será la misma gente que critica la crueldad animal contra perros y gatos pero sale del trabajo y va a comer un filete de 500 gramos de importación? No creo que todos debamos ser coherentes en toda nuestra vida. Es imposible. Pero tal vez muchas acciones puedan tener un poco más de impacto si cambiamos un poco de nuestra vida real. Está bien quejarse. Está bien criticar. Estaría todavía mejor, cambiar un poco nuestros hábitos desde la trinchera de la vida diaria.