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Llegar a Mictlán, para seguir viviendo gracias al Día de Muertos

La leyenda dice que para llegar a Mictlán, había que recorrer un camino bastante difícil. Admás de ello, por lo menos debían las almas recorrer 4 años, llegando finalmente a Mictlán, siendo aquí donde encontraban su descanso. Al final del tiempo de cosechas, los vivos ofrecían compartir todo aquello que obtuvieron de la tierra con sus muertos y por esta razón, existen las ofrendas. A ellas había que sumar productos específicos que le gustaban a las almas para que recordaran el camino de regreso a casa.

El sincretismo de las ofrendas y mística ancestral mexicana con el Día de Todos Santos de la tradición cristiana traída por los españoles expresa la gran preocupación que se tiene en todas las personas que vivimos y habitamos el mundo: el qué va a pasar con nosotros una vez dejemos este mundo terrenal. Estar aquí y ahora, nos hace pensar en el futuro y temer de la obscuridad que vendrá al ser olvidados. Es por ello que el Día de los Muertos en México es una ofrenda no solo a los que ya se fueron sino una esperanza de que cuando nos toque nuestro turno, alguien nos recordará para no desaparecer en Mictlán. El venir a este mundo para gozar del pan de muerto, del color del Cempazúchitl, del olor de las ceras y el incienso, de recordar las glorias del pasado y repensar las anécdota, nos asegura que todo aquello por lo que nos esforzamos, no será en vano porque seremos recordados con cariño una vez partamos a Mictlán.

En el altar hay que dejar agua y pan también por razones prácticas: porque nuestros muertos tendrán sed y hambre cuando lleguen con nosotros para acompañarnos durante un par de días al año. Es bueno dejar las fotografías de aquellos que salieron para Mictlán para que se reconozcan cuando regresen y aunque no tengan un su xoloitzcuintle que los guíe de ida y vuelta, siempre que los recordemos, y nos recordemos, podrán llegar con bien. Hoy se celebran a los muertos que se fueron a Mictlán pero celebramos que  seremos recordados para no desaparecer. Hoy es una fiesta que nos asegura seguir viviendo aún después de muertos.