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La tristeza de la violencia

Morelia se recupera y a la vez, no. Hoy vine a Morelia por primera vez después de muchos años. Mucho tiempo pasó para regresar a una de las ciudades más bellas de México, tal vez, la más bella, discutiendo el primer lugar con Guanajuato y San Miguel de Allende. Y es un gusto ver que Morelia, después de tantos años de violencia, y a pesar de estar tan cerca a Tierra Caliente y sus conocidos problemas, ha vuelto a la normalidad.

O bueno, una normalidad que solo puede ser entendida bajo el contexto mexicano, cuya caracteristica actual está marcada por la constante amenaza de la delincuencia, del narco, de la corrupción y de la impunidad. Aún así, una normalidad que no evita que la gente viva y disfrute de lo poco que nos queda, y que queremos tanto tanto tanto: nuestra cultura y la belleza de nuestras ciudades.

Por 10 años no vine a Morelia por, entre otras razones, miedo a las constantes balaceras y a la fama de estar en Michoacan, tierra brava. Hoy regreso y es un verdadero gusto ver que Morelia, aquella que conocí, la vuelvo a ver con tranquilidad, gente paseando sus calles y mucho turismo (nacional, cabe decir). Es triste ver que tiene que haber policias en cada esquina para poder recuperar aquella tranquilidad mental que daba a un capitalino venir a tierras más pacificas y menos estresantes. Espero que la paz permanezca aquí, cumbre de la arquitectura colonial en México. Ahora solo falta ir por unas corundas y una sopa tarasca.