Uno de los objetivos de empresas, organizaciones y sociedades de los que más se habla es la sostenibilidad/sustentabilidad. Sin importar si se le llama de una u otra forma, la sostenibilidad presupone que una empresa u organización ha logrado tener los medios suficientes, la previsión correcta y las acciones necesarias para poder desarrollarse por mucho tiempo. Se habla de los componentes ambientales, sociales y económicos como componentes de la sostenibilidad bajo un supuesto muy sencillo: si se desgastan los recursos ambientales, si se descuidan a los recursos humanos o si se agostan los recursos financieros, la actividad necesariamente se vería afectada hasta el grado de no poder mantenerse por mucho tiempo.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) elaborados por Naciones Unidas definen precisamente los lineamientos a los que es benéfico sumarse para generar procesos de sostenibilidad tanto internos en las empresas y organizaciones como externos en las sociedades y países. No obstante, lo que muchas veces se olvida es que la sostenibilidad comienza desde uno de los factores más importantes que existen del mundo: la resiliencia.

Y es que sin importar si hablamos de una resiliencia social, física, ambiental o institucional, la resiliencia es aquella capacidad para resistir, aguantar, adaptarse y poder seguir adelante, justo como es tan necesario en la vida misma. La diferencia entre la sostenibilidad y la resiliencia es que la primera, requiere planeación a futuro, la segunda es una condición de pervivencia y supervivencia. No existe una sostenibilidad sin una resiliencia, sin embargo sí existe una resiliencia sin una sostenibilidad y es por esta razón que es tan importante conocer qué es aquello que necesitamos para poder seguir nuestro camino. ¿Qué es aquello, lo mínimo, que se requiere para pervivir? La resiliencia ambiental es aquella capacidad del medioambiente para sobreponerse a condiciones adversas: una planta que en un principio requiere mucha agua podría resistir periodos de sequía y por ende adaptarse con tal de pervivir. Una persona puede recibir maltrato psicológico toda su vida pero ser suficientemente resiliente para salir adelante con una sonrisa frente a las adversidades. Una organización puede encontrarse sin recursos financieros, con trabas fiscales o con problemas de comunicación, sin embargo, seguirá desarrollando su actividad para apoyar a sus beneficiarios. 

¿Cuál es la capacidad de resiliencia? ¿Cómo generar mayor capacidad de resiliencia frente a los cambios que se presentan? Estas dos preguntas deben responderse de siquiera plantearse en ser sostenible. En la vida diaria, en la rutina, un padre o una madre no se pregunta cómo ser sostenibles en veinte años o cómo mantendrá a sus hijos en diez años. En realidad, su primera preocupación es asegurar llevar comida a la mesa y techo el día de hoy y el mañana. Prioriza lo urgente porque sabe que por más que desee planificar el futuro, del presente nace lo posible. El incremento de la resiliencia permite soñar en el futuro pero sin ella, siguiendo palabras de Hegel, no queda nada.

Escrito por Roberto Carvallo Escobar

Director de Terraética y orgulloso creador de Resiliente Magazine

Conoce más de Trust for Sustainability haciendo click aquí.