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La relatividad para el soñador | Terraética

Existe una historia en donde Einstein pide a sus alumnos que se imagen viajar en un tren. En él, se deben imaginar mirar hacia afuera y ver la velocidad en la que viaja un rayo de luz en un tren que viaja en dirección opuesta y les pregunta si la luz viaja a la misma velocidad para todos. Si sabemos que la luz no puede viajar a diferentes velocidades, la única conclusión razonable sería entonces que la realidad se transforma, según Einstein.

 

Descartes se preguntó una vez acerca de un conocimiento indudable y completamente cierto. Se preguntó por aquello que no pueda dudarse, sobre el que podamos fundar todo nuestro conocimiento posterior. Lo que encontró es que la duda misma sería lo único que no puede engañarse por los sentidos. De todo lo demás, hay que desconfiar.

 

De forma muy rudimentaria, Galileo, con asistentes y farolas con velas, se dispuso a medir la velocidad de la luz. Sócrates decidió que la única certeza es saber que no se sabe lo suficiente. Newton puso en manos celestes una corrección de órbitas de la que nunca pudo saber su origen. Hoy día, Plutón no es un planeta. ¿Y qué podemos deducir de todo ello?

 

La relatividad, los cambios en el conocimiento y la duda es constante a lo largo de la historia de la humanidad. Es en verdad lo único constante. Aquello de lo que estamos seguros puede cambiar con una medición más precisa, con mejores datos o simplemente con voluntades diferentes. Nuestra certeza del día de hoy será frágil el día de mañana. Y eso es lo más importante en el momento de emprender cualquier aventura, empresa o proyecto. Todo aquello que enfrentamos hoy puede ser diferente, puede cambiar, puede mejorarse y puede, a pesar de todo, empeorar. 

 

¿Estás preparado?

 

Escrito por Roberto Carvallo Escobar

 

Director de Terraética

 

Fb: Terraética Tw: @Terraetica

 

Y orgulloso creador de Resiliente Magazine