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La carta del coronel…que esperamos todos

Existen novelas, como El Quijote, Madam Bovary, Crimen y Castigo, El Gran Gatsby y muchas otras que logran describir sensaciones, momentos y características de vida que seguramente todos hemos vivido y sentido a lo largo de nuestras vidas. De ahí su nombre de novelas universales. Todo hombre ha soñado con ser un caballero de la vieja usanza salvando a su Dulcinea o a su Dulcineo, o ha soñado con ser el carismático y encantador ricachón que hace nacer la envidia de todos como lo escribió Fitzgerald, o tal vez han vivido el temor de la insatisfacción eterna e innagotable a pesar de tener todo a su alcance como el caso de la novela de Flaubert.

Y por supuesto que existen cientos de novelas universales pero hay una en particular cuya universalización vivimos más de una vez en nuestras vidas. Me atrevería a decir que es después del amor, la venganza, la aventura, el tema que rutinariamente vivimos es la espera, y por lo tanto, la esperanza. Y ahí es donde García Marquez se hace presente en nuestras vidas tan seguido. Es aquella carta que el Coronel espera día con día, la cual no llega, la representación misma de nuestra vida en donde vivimos en constante espera de una persona, de un documento, de una promesa, de un trabajo, de una factura y de cualquier cosa que nos hace desesperar.

Los humanos creamos espectativas y ficciones. Y es con ellas que logramos imaginar escenarios futuros: «cuando me llegue mi visado, me podré ir a estudiar al extranjero», «cuando tenga trabajo, podré comprarme mi coche», «cuando llegue mi medicina, podré curarme», «cuando acepten mi crédito, podré comenzar mi empresa» y mil escenarios más. Vivimos en un mundo que requiere que seamos pacientes y soportemos la frustación de ver nuestras ficciones reacomodadas constantemente. ¡Qué razón tenía García Marquez en su novela! Tal vez muchas veces lo único que nos queda es gritar aquellas últimas palabras del Coronel con las que concluye la novela cuando su esposa le pregunta, «¿Y qué comeremos?«. Ustedes se pueden imaginar la respuesta.