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Fok mi

Me dije un día. Así, en castellano me lo dije. O más bien, así lo pensé. Al final se trata solamente de sentirse agusto con aquella voz dentro de nuestras cabezas que nos dice qué rumbo seguir con la empresa. Contrato màs gente, reduzco el personal, vendo activos o me hago de pasivos. Hago publicidad en facebook o me basta con el boca a boca. Esas son trágicamente, las preguntas existenciales del emprendedor del siglo XXI.

 

El qué soy y el de dónde vengo, se pierden en el umbral del cambio de siglo. Y obvio con el cambio de milenio y el salto generacional. Los milenials serán cosa del pasado en unos años y qué decir de la generación y, x y los baby boomers. Y la pregunta màs importante es: cómo hacer para no terminar operando el último gadget de la misma forma en que nuestros abuelos operan el ipad, el hooverboard o el facebook. Perdón, feisbu.

 

La solución: seguir la tendencia de mac o morir en el intento. Para qué usar power point si keynote es más fácil. Para qué usar una escalera si el teletransportador es màs fàcil. O en términos pre-millenial, para què usar el star tak si el nokia de linterna, sirve para  alumbrar en las emergencias. Nos hacemos más viejos y obsoletos. Esperamos que nuestra empresa no muera con nosotros. Renovarse o morir.