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El poste negro y el bosque que desaparece en las ciudades

Soy un poste de madera muy alto y fuerte que fue impregnado de color negro para resistir el sol, las lluvias, las heladas, los fuertes vientos. Una parte de mi cuerpo se encuentra enterrada en el suelo, la otra parte se encuentra sosteniendo miles de cables de corriente eléctrica.  Además cargo con una lámpara que alumbra tu camino. Miles de mis amigos realizan la misma función cada día, cada año. Y así vivimos enlazados unos con otros, recorriendo miles de kilómetros.

Últimamente hemos visto que tenemos un nuevo enemigo: el cemento inerte y el fierro triste. La competencia es feroz y quedamos menos de nosotros. Muchos de mis hermanos han muerto inútilmente porque han sido son cortados a muy  temprana edad sin haber podido reproducirse. Otros mueren en los incendios forestales que provocan aquellos que iluminamos. Y esto hace que crezcamos débiles, enfermos y plagados. Y algunos de nosotros crecemos muy torcidos y con muchas ramas de pobre calidad. Pero esto es debido a que crecemos en suelos ya erosionados. Poco a poco se deforestan nuestros hogares.

Necesito que me observes bien porque con el tiempo, si seguimos por este camino, solo voy hacer parte de la historia. Los bosques tendrán el mismo destino.

Escrito por Mario Alberto Tapia Retana