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Despolitizar la política

Hemos escuchado de la Oaxaca del conflicto, de la Oaxaca sin hospitales, de la Oaxaca de la pobreza, de la Oaxaca de los desastres, y aunque en cierta medida es cierto, existe una Oaxaca de la que no se habla mucho: de una Oaxaca que está cambiando y que tiene potencial; una Oaxaca en donde las personas quieren tener el control de lo que ocurre en su vida y de su futuro. De esto es de lo que quiero escribir hoy.

Y es que, a pesar de que suene como una postura radical y como un contrasentido, necesitamos despolitizar las políticas públicas, un siendo eso: Políticas. Con ello me refiero a su uso partidario que, lejos de aparentes ideologías, es más un instrumento que impide a la gente alcanzar su potencial al estar diseñadas para perpetuar el complejo ciclo de la pobreza. En Oaxaca, por ejemplo, hay movimientos y grupos de artesanos que han comenzado a organizarse para romper la enorme brecha entre los menos favorecidos y los que gozan mayores oportunidades mediante la creación de empresas comunitarias que generan impacto positivo en la vida de sus familias. Sin embargo, al igual que todo pequeño empresario a lo largo del país, se enfrentan a una serie de retos que resultan insultantes: burocracia sistematizada en cada aspecto que involucra la operación de sus proyectos, regulaciones excesivas y poco claras, alta carga tributaria, servicios públicos paupérrimos, infraestructura colapsada, y la lista puede seguir. Estos son los verdaderos stoppers del crecimiento.

Como bien indican Daron Acemoglu y James Robinson en su libro Por qué fracasan los países, encontramos un panorama bastante claro: Política y Economía van de la mano y la manera en que se manejan puede resultar en círculos virtuosos o viciosos, como en el que parece estar la situación mexicana. Economías extractivas por parte de los gobiernos, intervención en sectores en los que no debería, politización de decisiones estratégicas, economías donde los que deberían ser regulados son los que regulan la manera en se dictan leyes, economías en las que las empresas no compiten partiendo desde una base legal y regulatoria pareja, son las que hacen fracasar un país, pues no fomentan la innovación, la creación de empleos o el desarrollo local sostenido. Por ello no es tiempo de políticas de contención, de decálogos, de disculpas sino que necesitamos políticas hechas por expertos en la materia que compete, políticas con miras a un futuro para todos, transparentes, no del conflicto de interés. No necesitamos políticas hechas por políticos. Quizá esta podría ser la única manera en la que podremos escuchar de la Oaxaca de la que todos queremos escuchar.

Escrito por David Santillán Giles

Fundador de Agua Piedra Mezcal y Co Fundador de Creadora Aceleradora Rural

Apasionado de Oaxaca, el mezcal y la buena comida excepto el mole.

@davidsantgiles

Editado por Resilientemagazine.com