Home / Resiliente  / Desde Poza Rica, viajero

Desde Poza Rica, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré recordando mis frecuentes viajes a Poza Rica, Veracruz. Lugar famosísimo por la época de bonanza petrolera que representa. La primera vez que fui a Poza Rica ilusamente pedí ir al centro de la ciudad esperando encontrar la clásica traza romana de una ciudad latina donde en el primer cuadro se encuentran a cada uno de sus lados los edificios que representan el poder del Estado, de la Iglesia y el Comercio -como ejemplo de esta traza romana tenemos el zócalo de la Ciudad de México que en 3 de sus cuatro lados tiene al Palacio Nacional (Estado), la catedral de la Ciudad de México (Iglesia) y lo que antes era el parián y ahora son los portales de venta de joyas (Comercio). Mi sorpresa fue grande cuando lo que encontré fue una especie de plaza llamado centro cívico, sin más. Poza Rica como ciudad artificialmente fundada a partir de un campamento de extracción petrolera no recibe la tradición urbana de nuestros padres latinos.

Hoy las cosas son muy diferentes en Poza Rica y no es que el escenario del drenaje a cielo abierto que en su momento fue el rio cazones o la enorme falta de oferta cultural (teatros, bibliotecas, etc.) haya cambiado; lo diferente radica en que a partir de la baja en el precio del petróleo, la ciudad se esta cayendo a pedazos. La experiencia nos muestra que ciudades fundadas exclusivamente con fines extractivistas, si quieren permanecer en el tiempo deben: 1. asirse a actividades más allá de la mera explotación del recurso original, o 2. volverse vía de tránsito  entre urbes de importancia o 3. desarrollar una identidad que le permita a su población sentirse parte de la misma ciudad más allá de solo trabajar ahí. Poza Rica no logró ninguna de las tres opciones. El caso de ciudades que quedaron deshabitadas a partir del pésimo manejo de lo que en su momento parecía la mejor bendición no se limita únicamente a casos en que las minas o el pozo cerraron, basta googlear ciudades deshabitadas para conocer las distintas causas que matan -literalmente- a una ciudad.

Las ciudades, al ser organismos vivos que permanecen en el tiempo más que cualquier ser humano nos enseñan que no basta con decretar su fundación, hay que ganarse el título de ciudad -en la tradición novohispana era frecuente que a las ciudades distinguidas se les daba título y escudo de armas. Un centro urbano que se funda únicamente con miras económicas y que ve en la cultura, en la planeación urbana una pérdida de tiempo y recursos, será como dicen los anglosajones un simple Town pero nunca una ciudad (City). Es perverso centrarse únicamente en el beneficio del momento sin pensar en los costos del futuro. El estudiante que elije su profesión a partir de cuántos billetes devengará al mes se parece al Town que tiene mil y una atracciones, restaurantes y centros comerciales caros, pero nunca se realiza como una ciudad plena, culta, con su traza latina. Dicho sujeto con vocación de Town a la menor crisis se vacía de vida y queda sólo un cascarón lleno de nostalgia y amargura.

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

Facebook: http://www.facebook.com/ElChicoAutistaDelFeisBuc