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Desde Plaza de los Héroes, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré recordando mis andares por Budapest, Hungría. La ciudad aún conserva un poco de ese toque de las ciudades que fueron parte del bloque comunista en la segunda mitad del siglo pasado. La zona central de Budapest es una especie de ciudad medieval en donde a la vera del río Danubio se erigen construcciones que hacen recordar la hegemonía del imperio de los Habsburgo. Hasta finales del siglo XIX Budapest era la ciudad más avanzada en términos técnicos y culturales. Cabe mencionar que la primera línea de metro subterráneo se encuentra aquí en Budapest –y aún sigue funcionando.

 

El palacio de Buda, la histórica residencia de los reyes de Hungría esta casi al lado del río Danubio y permite tener una vista encantadora de la ciudad y ver como en su momento la ciudad de Buda y la ciudad de Pest se  unieron gracias al llamado Puente de las Cadenas obra de ingeniería muy avanzada para su época, construido a mediados del siglo XIX – y reconstruido tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial. Repito que en su momento Budapest fue la capital de la civilización moderna que veía en la cultura y el avance técnico los mejores cerrojos para cancelar de una vez y para siempre la barbarie de las guerras y conflictos armados. En pleno final del siglo XIX se pensaba que nunca más el ser humano se vería obligado a regresar a su parte animal y el progreso tanto de la ciencia como de las artes era el único camino existente…las desgarradoras guerras mundiales que acaecieron tras unas cuantas décadas probaron el error de tal razonamiento.

 

Sin embargo, pese a que el poder político y la primacía geográfica tienen tiempo de haber migrado de Budapest, la ciudad busca recordarnos constantemente su papel protagónico en la historia moderna de la civilización europea. En la Plaza de los Héroes se exhiben majestuosas estatuas de más de diez generaciones de Reyes que a su manera buscaron hacer de Hungría la capital del mundo. Pocas son las ciudades que gritan su pasado a la menor oportunidad como lo hace Budapest, un grito acompañado de una declaración explícita de lo que el ser humanos es capaz de lograr cuando ve más allá de sus instintos fratricidas y bélicos.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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