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Desde el lago Clila, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré remando para encontrarme con el amanecer. En la zona chinampera del sur de la Ciudad de México una pequeña embarcación de tres plazas se desliza sobre canales cubiertos por la niebla de las 6 am. Atrás queda una luna radiante en tanto lejana –como cierto recuerdo que viene a mi cada que la admiro- dicha luna cede su lugar en el firmamento a un sol en ciernes. Un joven, nieto de chinamperos, guía nuestro recorrido por los canales de Xochimilco. Atrás dejamos la urbanización, en forma de viviendas, puentes de cemento y tuberías que invaden y ensucian los canales de agua tratada. Poco a poco bogamos hacia una zona mínimamente urbanizada. Una zona donde al ir avanzando, la niebla poco a poco descubre a un pescador que madrugó para tender su red en el canal y al cual saludamos discreta y silenciosamente para “no hacerle la mala obra” de espantar los peces.

 

Humildemente me ofrezco a ayudarle a remar a nuestro guía. Intento recordar mi instrucción de remo y canotaje durante la secundaria; y así, en un esfuerzo conjunto, logramos hacer que nuestra pequeña embarcación se deslice cadenciosa y velozmente por encima de un agua que a estas horas de la mañana asemeja una charola de plata. Había olvidado lo bellas que me parecen las ondas que deja una embarcación y lo mucho que me relaja cuadrar y descuadrar la pala de un remo. Nuestro ritmo de avance constante, nos permite visitar varias chinampas y productores orgánicos con el fin de hacernos una idea cabal de la importante labor que el colectivo Chinampayolo hace al recuperar la fertilidad del suelo de las chinampas y promover el cultivo orgánico y el desuso de agroquímicos en las mismas. 

 

En algún momento de nuestro recorrido llegamos al lago Clila. Sitio en el que se encuentra un pequeño islote que a decir de nuestro joven guía es lo que queda de una chinampa ceremonial que está ahí desde antes que llegaran los españoles. En el sitio aún se encuentran algunos pelicanos que vinieron desde Canadá a pasar el invierno en esta zona y que en breve regresarán a dicho país. Entre patos buzo y demás especies de avifauna continuamos nuestro recorrido. Más nos vale apurar nuestro paso para estar a tiempo en la instalación del pequeño mercado que los miembros de Chinampayolo instalan cada domingo en la entrada de la pista de remo de Cuemanco con el fin de vender sus productos orgánicos y difundir una labor de amor y mucho trabajo en favor de nuestra zona chinampera.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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