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Desde la Teoría, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré refugiándome en mis pensadores clásicos, Rousseau, Kant, Robert K. Merton incluso Foucault. Y es que la victoria democrática del sujeto que usó el desprecio hacia las minorías, enalteció la supremacía racial y basó su campaña en principios contrarios a la vida democrática nubló, desencajó y desencantó mi realidad. En un primer momento entiendo que el hartazgo de los políticos de siempre fue el sentimiento clave que llevó a los vecinos del norte a colocar la corona de laurel sobre las sienes de semejante patán. Dicho hartazgo de los políticos de siempre que vulneran a la nación lleva a oponer a cualquiera que se vea diferente a lo establecido como una forma justa y hasta patriótica de salvar a la nación – si no preguntémosle a los que votaron por Vicente Fox como presidente de México o bien a los que votaron por Cuauhtémoc Blanco como presidente municipal de Cuernavaca, Morelos. Jean Jaques Rousseau (1712-1778) escribía por ahí del siglo XVIII que el ciudadano se diferenciaba del hombre –entendido como individuo- en tanto que el primero procuraba el bienestar de su nación por sobre su felicidad; el segundo –el individuo- se centraba únicamente en sí mismo y en su bienestar. ¿Hasta qué punto la malentendida idea de actuar como ciudadano –votando por un patán pero aparentemente opuesto a los políticos de siempre- permeó en el sufragio de nuestro vecinos del norte?

Se supone que en pleno siglo XXI y pese a las profundas brechas económicas, culturales y sociales existentes en Estados Unidos y en el mundo, el ser humano desde el siglo de las luces – S. XVIII- ha perseguido el ideal de la Ilustración, de esa Aufklärung –termino en alemán para la Ilustración- a la que Kant (1724-1804) define como la mayoría de edad en la que el ser humano por fin se haría cargo de sí mismo sin necesidad de tutores, libros y religiones –y tampoco patanes- que le dijeran qué y cómo pensar, qué y cómo respetar su dignidad. Al preguntársele alguna vez a Kant si vivíamos en una época ilustrada Kant contestó: “¡No!, pero sí vivimos en una época de ilustración”. En esta semana la ascensión del candidato avalado por grupos como el ku klux klan y de ultraderecha demostró la equivocación kantiana.

Finalmente Merton (1910-2003) nos dice que “la creencia en un hecho da como resultado que las consecuencias de dicho hecho –pero no el hecho en sí- se vuelvan reales”. Lo anterior me impele a no creer que el ser humano se volvió estúpido y eso detonó el Brexit, el No al plebiscito colombiano y el resultado del martes pasado. Interpreto que hay razones y miedos más profundos que cual presa acorralada hacen reaccionar al ser humano bajo las formas más impulsivas y erróneas. En un mundo que en sus decisiones democráticas ha perdido la sensatez, el sentido del bien y de la justicia considero necesario retomar a los clásicos, abrevar del arte y la ciencia para espantar a los lobos de la barbarie y de la guerra. El mismo Rousseau afirma que “la ciencias y las artes son barrera para una degradación mayor”. Para terminar y en el tenor de la Ilustración (Aufklärung) le cedo la palabra a un grande la era contemporánea: Michel Foucault (1926-1984), “No sé si alguna vez llegaremos a ser mayores de edad. Muchas cosas en nuestra experiencia nos convencen de que el acontecimiento histórico de la Aufklärung no nos ha hecho mayores de edad, y de que no lo somos aún.

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido