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Desde la capital cervantina de México, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré recordando las calles de la capital cervantina de este lado del Atlántico. Tuve la oportunidad de recorrer las calles de Guanajuato sin gente, es decir en tiempo en que el Festival Cervantino no se llevaba a cabo. Es curioso notar cómo existen ciudades que deben mucho de su vida a los estudiantes; ciudades como Salamanca, España; Toulouse, Francia; Boston, Estados Unidos y nuestro Guanajuato son excelentes ejemplos de lugares en donde los campi trascienden las fronteras físicas y permean a una ciudad toda.

La universidad procede de la idea de conocimiento universal, y ¿qué más universal que salir por las calles atestadas de estudiantes de diferentes regiones, incluso países y conocer sus historias y sueños? Lo que no se aprende en los libros se aprende en las innumerables noches trocadas en madrugadas de tertulias arropadas por bares o cafés famosos por sus bajos precios más que por alguna especialidad etílica o culinaria. El tiempo en estas ciudades pertenece a generaciones de estudiantes más que a individuos, quizá uno se va pero “los estudiantes” siempre permanecen. Quizás uno egresa y la fiesta acaba, pero uno siempre llevará la fiesta de la universidad dentro de sí.

Pero, más allá de pensar que estas ciudades son un tipo de sucursales de “La eterna fiesta”, me gusta pensar que al igual que las ciudades de Córdoba -en el siglo XII-, Isfahán –en el siglo X-, o la antigua Atenas, dichas ciudades son faros de luz, tolerancia, diálogo y conocimiento en un mundo sobrepasado por fanatismos, barbarie, masacres e ignorancia. Mis mejores profesores me advirtieron que el doctorado no quita lo estúpido, sin embargo el tiempo me ha enseñado que la ignorancia es directamente proporcional al fanatismo y por lo tanto a la violencia… en estos días me enteré que hubo más de 54 mil jóvenes que no fueron aceptados en uno de estos faros, esperemos no se pierdan dentro de las tinieblas.

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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