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Desde Fridays for future, viajero (2nda parte)

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré leyendo y releyendo las últimas notas relativas a Greta Thunberg, la joven sueca iniciadora del movimiento Fridays for future que en la presente semana habló en las Naciones Unidades. Previamente, el pasado marzo usé ésta misma columna para hablar sobre Greta y el movimiento que enarbola – https://www.resilientemagazine.com/desde-fridays-for-future-viajero/ -. El pasado viernes varias instituciones de educación superior de nuestro país emularon la propuesta de la pequeña sueca y se movilizaron en pos de crear conciencia sobre la problemática ambiental. Hoy mismo se llevarán a cabo movilizaciones entre las que habrá una marcha del Ángel de la Independencia al Zócalo y una marcha desde la Universidad Iberoamericana.

 

A la par que leía notas sobre la participación de Greta en las Naciones Unidas, me empecé a encontrar con creciente frecuencia notas que ligaban a la joven Thunberg con personalidades de la élite empresarial y política de Suecia. Algunas notas iban más allá y aseguraban que la niña es la correa de transmisión de intereses corporativos, que el viaje que hizo en el Malizia II–barco en el que cruzó el Atlántico para llegar a New York sin usar avión- estuvo financiado por grandes y perversas empresas transnacionales, que los padres la están usando para residualmente hacerse famosos y demás cosas por el estilo. No me atrevo a emitir un juicio sobre la pureza del tipo de vínculos que Greta y quienes la rodean puedan tener. Muy seguramente existe toda una serie de lobbies políticos con los cuales obligadamente debe tener relación mínimo conocer cualquiera que desee abordar activamente el tema socio-ambiental –y más si el tema es tan mediático y diverso en actores como lo es el tema del cambio climático. Los detractores de Greta, entre los que se encuentra una actriz de telenovelas mexicanas de los noventas, omiten una cuestión toral, el derecho que tienen los jóvenes no sólo de indignarse con las generaciones que nos acabamos su cuota de bienestar sobre este planeta, sino de movilizarse e intentar desde sus trincheras que las cosas cambien.

 

Si bien es evidente la muy pensada estrategia mediática del fenómeno Greta Thunberg, atribuirle un completo control sobre las conciencias globales de jóvenes es más que pretencioso. Me gusta pensar que ella puede ser una chispa -como en su momento lo intentaron ser diversos personajes y hechos sociales- que detone nuevas y creativas ideas/conciencias en vez de sólo ser un pretexto para que los mismos recalcitrantes pesimistas y creyentes del Eso-no-sirve-para-nada salgan a hacer la única gracia que tienen: desprestigiar lo que ellos no hacen.

 

¿Fenómeno mediático o chispa que inflama? Eso sólo lo decidirán nuestras conciencias juveniles no Greta ni los lobbies.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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