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De calle en calle, la peregrinación

La edad me ha hecho más necio y más ideático.¡Sí! ¿Esto es bueno? ¡No! No obstante, he aprendido que en muchas cosas que defiendo e defendí, a capa y espada, y neciamente, tengo y tuve por lo menos algo de razón. También pude ver una cosa: que la otra persona siempre tiene tanta razón cómo ella lo cree.

Hace 6 años comenzamos a trabajar con sustentabilidad y responsabilidad social. Aprendimos de los grandes y llevamos este conocimiento a todo lugar al que íbamos. Aprendimos instrumentos poderosísimos y los seguimos utilizando todavía en la actualidad. Sin embargo, hace 6 años pensábamos que debíamos aprender solamente de los demás y exclusivamente transmitir. Ahora, somos nosotros, sí, en México, muchos quienes llevamos la vanguardia. También hace 6 años, notábamos que lo bien aprendido nos llevaba por caminos que nadie más entendía o quería entender. Hace 6 años, nos dimos cuenta que mucho de lo que hacíamos en consultoría no tenía rival. Ahora, es todavía más notorio. Presumiendo, desde la humildad posible, debo decir que mucho de lo que hacíamos estaba adelante de su tiempo. Vemos ahora que esto es totalmente cierto y vemos hoy que mucho de lo que decíamos hace 6 años, ahora se toma como innovación y como si fuera lo más nuevo. Por todo eso, tenemos el placer secreto, el secreto gustoso, de poder decir honradamente: «eso ya lo decíamos hace 6 años».

Y todo esto, este momento de presunción, tiene que ver con lo siguiente: tal vez la gente que tanto se enfrenta a nuestras formas de ver las cosas en los temas de cambio climático, consumo cárnico, sufrimiento animal, etc., lo hace, no por ignorancia, arrogancia o pedantería, sino porque simplemente viven su tiempo en perfecta sincronía. Ellos son los normales y nosotros los bizarros. Y tal vez así es como sucede con muchos malentendidos trabajadores del mundo de los negocios, quienes no viven en su tiempo y al enfrentar al mundo, si no son suficientemente fuertes, deben ceden a la presión en vez de decir: «tengo razón en esto y seguiré mi camino». Por todo ello, nos ponemos siempre de lado de los grandes innovadores y de las grandes ideas. La peregrinación es larga pero por fin vemos que el mundo nos daba la razón en algunas cosas aunque sea 6 años más tarde. ¡Imaginen en qué estamos ahora innovando!