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Cuando no entiendes a tu audiencia…y eres del gobierno

Puede ser que este año todavía no sea un tiempo de millenials en México y puede ser que la población más madura siga rigiendo el orden público y electoral. Puede ser que aquel que escribe este artículo vive en una burbuja creada por una vida acomodada, llena de redes sociales, internacionalismo y globalización, y que en verdad, la realidad sigue tan hecha a-la-vieja-escuela como antes. O bien puede ser que la gente que sirven de consultores para los políticos mexicanos y en general para de las grandes empresas en México siguen viviendo en el viejo siglo de los engaños, los lavados de cara y el marketing arcaico. Para muestra, los gobiernos de México.

Parece de broma ver que el nuevo informe de gobierno será supuestamente innovador al integrar las preguntas de jóvenes, supuestamente preocupados por su país, supuestamente libres de preguntar lo que gusten. Parece broma de mal gusto que el gobierno piense que con ello puede hacer cambiar la percepción que tiene la mayoría del país de su sexenio. Sin embargo, lo que uno lee en las noticias hace evidente que en verdad lo creen y que dentro de todas las estrategias y tácticas de comunicación posibles, pagadas con millones y millones de pesos, esta es la mejor opción para levantar el rating del presidente. Que haya, entonces, asesores para todo ello es donde se encuentra la broma de peor gusto.

Y todo esto lo lleva a uno a pensar: «yo, qué haría si fuera él», o «si estuviera en su lugar, cómo resolvería la caída tan estrepitosa en la percepción pública». Y toda respuesta que se le ocurriría a uno es exactamente lo contrario a lo que se está haciendo en realidad. Dudo que la mejor idea haya sido ratificar a Castillo en Conade. ¡Lo dudo mucho! Dudo más que la mejor opción es fingir un debate con jóvenes. Y dudo también que toda respuesta que da el gobierno es realmente meditada y pensada con gran inteligencia. En términos llanos de negocio: «si yo pagara lo que paga el gobierno por sus asesores, pediría un reembolso por el pésimo trabajo que realizan». Aunque claro está, ni es su dinero ni lo consideran como responsabilidad velar por el interés de los mexicanos. Lo que es evidente es el fracaso de su marketing y su comunicación, independientemente del fracaso político si se ve de esta manera.