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Cuando errar no es de humanos

Recuerdo una de mis charlas TED favoritas: El efecto Actitud de Víctor Küppers en donde utiliza la genial frase: “Vamos por la vida como pollos sin cabeza”. El mundo se convirtió en una competencia desenfrenada y muchas veces no sabemos ni contra quién competimos. Estamos llenos de frases, filosofías exprés; donde si nos detenemos a pensar un poco, perdemos éxito, reconocimiento o estatus social.

 

Por eso nos cuesta tanto caernos y darnos cuenta de que hemos fracasado en algo; porque todo el mundo nos juzga, señala y eso lo hace doblemente difícil. Los más empáticos te dicen: «Ánimo”, “no es para tanto”, y así… etc. etc., Aunque también están los más duros que no dudan en proyectar sus propios fracasos y te dicen «te lo dije», «no lo intentes de nuevo»»no vas a poder». Pero vivir conlleva obstáculos, pérdidas, decepciones; si viviéramos únicamente en nuestra zona de confort, en donde no hay margen de error ¿realmente valdría la pena vivir? Sí creíste, confiaste, te arriesgaste y hoy te sientes del carajo porque no fue como tú lo pensaste y la sociedad a parte te va señalar todas tus equivocaciones, entonces ¿qué tiene de malo tomarte un tiempo y asimilarlo? o ¿llorar toda una noche y vaciarte de todo el dolor de un fracaso o simplemente reflexionar qué hiciste mal?

 

A veces, pareciera que estamos perdiendo nuestra escencia humana; que la compasión, gratitud y aprendizaje no están de moda. Pero, qué es mejor: ¿Andar cargando tus penas, dolores y desquitarte con la primera persona que encuentres? o ¿parar y sanarte antes de herir a los demás? Por supuesto que tienes el derecho de caerte, equivocarte y sobarte los golpes, para seguir nuevamente. Porque recuerda que una vez tocando fondo, sólo se puede ir hacia arriba.

#SeamosLuzDelMundo

Cynthia Aguilar

Formadora en Inteligencia Emocional, Fellow Balloon