La confianza es una convicción de que algo se cumplirá y se forma a lo largo de una relación entre las personas. La confianza crece a lo largo del tiempo y de una historia de cumplimientos, sin embargo, es tan frágil que basta una falla en los cumplimientos, para que se deteriore, a veces de manera irreversible.

Y esto al parecer es lo que está sucediendo en la relación entre nuestro actual Gobierno Federal y las Organizaciones No Gubernamentales.

Las llamadas ONG, organizaciones que en esencia se forman para resolver problemas sociales o ambientales, de manera colaborativa y sin fines de lucro, hoy tienen en México, una sentencia establecida por la circular uno, del 16 de febrero del 2019, en el que el Titular del Ejecutivo instruye a las Dependencias Federales no otorgar recursos ni apoyos a las ONG, debido a que los mismos se destinarán directamente a los beneficiarios. Las siguientes líneas no desarrollarán la justicia o injusticia de esta posición, sino atenderán las causas profundas de este tipo de posicionamientos.

En México existen más de 40 mil organizaciones de la sociedad civil y entre tal diversidad han existido casos aislados de escándalo y desvío en el manejo de recursos otorgados no solo por el gobierno, sino por fundaciones y particulares. En tal escenario resulta interesante el estudio “2017 Edelman Trust Barometer”, un estudio realizado en 28 países, entre ellos México, sobre la confianza de diferentes sectores de la sociedad. Este estudio menciona que si bien las ONG  despiertan la desconfianza en países como Rusia, en los países en que más confianza se les tiene son la India y México. Sin embargo, este documento señala que existe una tendencia mundial en la pérdida de confianza en las ONG, ya que de 2014 al 2017, el porcentaje de confianza disminuyó del 66 al 53%, es decir una perdida de 13 puntos porcentuales en sólo tres años, lo que se traduce en que prácticamente la mitad de los encuestados en 28 países aún confían de estas Instituciones, o visto desde otra óptica, la mitad de los encuestados desconfía de ellas.

Las principales causas de pérdida de la confianza están en los temas de manejo financiero de los recursos confiados a las ONG, el desvío del cumplimiento de su misión y la falta de resultados. Todos estos temas tienen en común la falta de transparencia de estas organizaciones.

¿Cuál es el transfondo de todo ello?. Un estudio realizado por el INDESOL en 2016 (¿Activa o inactiva?. Más allá del estatus. Organizaciones de la sociedad civil desde dentro), señala dos datos reveladores: el 52% de las organizaciones no transparenta de manera pública la información de sus fuentes de financiamiento y el manejo de sus recursos; mientras que el 36% de las organizaciones no cuentan con estados financieros. Esta situación genera una duda razonable entre quienes apoyan estas organizaciones sobre su transparencia.

El estado de manejo de los recursos financieros puede ser la punta del iceberg que ha derivado en la pérdida de confianza, aunado al hecho que, como práctica común, son las propias ONG las encargadas de informar, el destino de los recursos que reciben en donación y los resultados de los mismos, sin que exista mecanismos de validación realizados por un tercero imparcial.

La confianza mundial para estas organizaciones esta decreciendo, para reconstruirla es necesario que las ONG realicen un esfuerzo por transparentar los recursos que reciben, y que los resultados obtenidos estén validados por instituciones imparciales y objetivas. De otra manera será una verdadera lástima que el tercer sector pierda la fortaleza y credibilidad que aún tienen, con el riesgo de ser solamente espectadores de los cambios vertiginosos de nuestra sociedad.

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Escrito por Eduardo Cota

Co-fundador de Auditores Sociales Asociados

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