Si tan sólo nos diéramos cuenta de las veces que hacemos algo por primera vez, ¿habría alguna diferencia?

Es increíble pensar en la manera en que con el tiempo, nos vamos haciendo a la idea de tener una rutina. Despertar (de mala gana a veces), arreglarte, poner la cafetera, verte al espejo antes de salir sólo por la costumbre de verificar que todo esté en orden, caminar a tu trabajo … y así la lista puede seguir. Pero, ¿qué hay de esas veces que haces algo por primera vez?

Puede ser lo que sea, tomar un nuevo camino al trabajo, comprar eso que siempre te ha dado curiosidad en los anaqueles del súper o incluso, atreverte y hacer ese viaje que te emociona. El hacer algo por primera vez nos causa cosas diferentes a cada uno, desde verlo como un reto increíble, hasta sentir ansiedad. Todo depende de la manera en que seamos y decidamos ver las cosas.

Primeras veces

El perder la noción de la primera vez que hacemos algo, puede pasarnos mucho más a menudo de lo que crees. El secreto está en detenernos aunque sea por unos minutos y apreciar lo bonito que es vivir algo por primera vez, incluso, si tenemos suerte, puede que haya algo que capture ese momento y nos lo recuerde con el paso del tiempo. Justo como esa canción que al escucharla te hace revivir lo que sentiste o el olor de un perfume que te recuerda al abrazo de esa persona que te llevó a lugares que jamás creíste conocer.

Las primeras veces son una puerta a lo desconocido, una manera en la que te empujas a intentar hacer algo diferente. Atrévete a vivir más primeras veces y procura detenerte unos minutos para apreciarlo.

Nunca se te acabarán las oportunidades de hacer algo por primera vez, ¡reconócelo y no dejes que se te escape!

Escrito por Laura Mendoza

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