Si se hiciera una encuesta, las cuales existen, para identificar qué es lo que más cree necesitar un empresario o un emprendedor para comenzar y desarrollar su negocio el resultado es “obtener financiamiento”, es decir, capital y recursos para poder desarrollar la empresa o bien para poder crear aquel producto mágico y único que romperá todos los esquemas y creará totalmente un nuevo mercado. “El recurso es lo que me falta para poder tener un negocio”, se dice comúnmente, “[S]i tuviera dinero, pondría un negocio”, se añade también al conjunto de frases más escuchadas por todo soñador que busca independizarse de sus horas de oficina. Y pueden tener razón en el tema de apoyo financiero como motor importante para desarrollar un negocio, o por lo menos, como uno de los motores más relevantes del emprendimiento. Es cierto que para poner un negocio se requiere un capital inicial para administrar el riesgo, para obtener maquinaria, oficinas, pagar a empleados, etc. Y es también cierto decir que solamente con recursos iniciales de gran envergadura pueden comenzar a funcionar industrias como la energética, la industria ligera, la agroindustria o cualquier otro tipo de industria de transformación. Y no es sería falso decir que sin ese capital inicial, todo se vuelve muy difícil sino casi imposible. Por ello tiene tanto peso esta idea del recurso financiero como principal vehículo para poner una empresa.

Ahora bien, otros motores son evidentemente el conocimiento sectorial y la capacidad de trabajo, la innovación y una idea de modelo de negocio rompedora. Esto quiere decir que son tantos los factores que se deben tomar en cuenta para poder emprender que hace que el panorama se vea totalmente aterrador. Sin embargo, existe un motor que en la mayoría de las veces se deja de lado y que es, por lo menos igual o mucho mas importante que el financiamiento de un negocio. Este motor es la comprensión del mercado, es decir, la famosa pregunta: ¿qué quiere el mercado? Aquí es donde la mayoría de los negocios, de cualquier índole, quiebra o en términos más coloquiales, se va al traste. Esta pregunta es más relevante que el financiamiento porque precisamente es el mercado el que dictaminará qué es que lo que se va a producir o qué es lo que se a ofrecer. ¿De qué sirve tener una gran inversión (recurso parado) cuando la producción se puede terciarizar? ¿De qué sirve tener un gran inventario si el mercado no da abasto? Etcétera, etc.

El mercado involucra también ese conocimiento sectorial tan preciado por las consultoras grandes; ese feeling del sector y ese “je ne sais quoi”que ayuda a tomar decisiones, a entender qué sucede y a crear escenarios. Y es ese conocimiento del sector, es decir del mercado, que es en realidad lo más importante para una empresa. ¿Por qué? Porque hay herramientas como nunca antes para abaratar costos o para hacerlos más eficientes sin tener que cargar con pasivos a largo plazo (servicios en la nube, outsourcing, etc.). Y saber qué se producirá proviene de saber qué quiere el mercado o qué está dispuesto a aceptar; si viene el producto de China o si fue desarrollado por artesanos mexicanos, todo dependerá de qué dice el mercado y más en específico, qué nicho de mercado es al que se está uno dirigiendo. Tener ese sofisticado conocimiento sectorial, en el mundo de los negocios, es mucho más importante que el recurso financiero. ¿Conoces bien tu mercado? ¿Sabes perfectamente cómo se comporta tu mercado? ¿Tu producto, además de mágico y capaz de venderse solo, es realmente capaz de venderse en la realidad? Estas son las preguntas que un emprendedor debe hacerse constantemente.

Publicado por Roberto Carvallo Escobar para Proemprende (http://proemprendesite.wordpress.com)

Editado para Resilientemagazine.com