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3 decepciones de la inclusión financiera

Cuando uno vive en el mundo del impacto y de la sustentabilidad, a cada rato se escucha el término de inclusión, de cohesión y otros similares. Fui hace unos días a un taller acerca de inclusión financiera y tristemente me llevé una gran decepción de darme cuenta, uno, que no era lo que esperaba y dos, que los gurús del tema financiero hablan mucho pero no dicen realmente algo de fondo de real inclusión sino de venta de créditos y cuentas bancarias.

  1. Cajeros, terminales de puntos de venta y sucursales. ¡Sí! Es esto lo que se llama inclusión financiera, es decir, cómo hacer que la gente pueda tener acceso a cuentas de banco más cómodas, perdón, más cercanas. Se habla de mayor información entre usuario y entidad, se habla de mayor comunicación y de herramientas más seguras. Esto está bien. No obstante, la información siempre es en beneficio de adquirir más cuentahabientes, dar más créditos y atraer más clientes. Cuando en la sustentabilidad hablamos de inclusión, se trata de ello: de incluirlos pero no para venderles cosas sino para que ellos puedan tender decisión y mayor información. Para nosotros, la inclusión tiene un tema de gobernanza faltante del otro mundo.
  2. Créditos y más créditos para más gente. Al parecer, los instrumentos o servicios financieros de los que se hablan son los créditos, las cuentas de ahorro y casi casi, párate de contar. Una gran decepción esperar, y no haber escuchado de temas como fondos de inversión con transparencia en donde el inversor (uno de a pie, que deposita su dinero en una cuenta de ahorro) pueda saber a quién se le está prestando su dinero para generar intereses. Tampoco se habló de inversión en proyectos productivos y cómo cualquier persona podría generar financiamiento para causas comunes, sin tener que perder o la camisa o tener que hacer una inversión kilométrica. No. Nada de esto. Solo se habla de crédito y más crédito.
  3. Clientes y no beneficiarios. Se entiende que el mundo financiero hable de generar utilidades y se entiende que siempre se hable de dinero, capital, créditos y demás. Pero curiosamente, cuando se habla del tema de créditos, solo se habla de cómo llegar a más posibles clientes para darles un crédito, normalmente caro. ¿Qué sucede con la idea de renovar esta idea de clientes y entidades bancarias en donde el ahorrador es más bien, verdaderamente, un inversionista cooperante y socio que puede poner nuevas reglas y jugar de diferente manera? Eso no lo escuché y lo eché en falta. Seguramente fue el taller en particular al que asistí solamente. Espero que así sea y que en realidad, la inclusión financiera vaya más allá de la venta de créditos y cuentas de banco, seas un banco, una Sofome, un prestamista, un Tanda-man o cualquier otra forma.